La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) confirmó ayer la hipótesis británica de que el veneno utilizado el pasado 4 de marzo en el ataque al espía Serguéi Skripal y a su hija Yulia, en la ciudad británica de Salisbury, era de fabricación rusa. La OPAQ, que no acusa directamente a Rusia, añadió que el tóxico empleado era de alta pureza o al menos tenía "ausencia casi completa de impurezas".

Tanto el nombre como la composición del compuesto tóxico identificado están contenidos en un "informe clasificado" que la OPAQ repartió a las partes, añade la nota. Según Reino Unido se trata del agente nervioso conocido como "novichok". Rusia anunció ayer mismo que no aceptará las conclusiones de la investigación si no tiene acceso al contenido de los análisis.

Tras conocer el informe de la OPAQ, el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, exigió a Rusia "respuestas" sobre el caso, dado que, dijo, "cuatro laboratorios independientes y muy reputados de todo el mundo" han llegado a la conclusión de que el agente empleado es "novichok". Para Johnson, el origen ruso del tóxico es una prueba de la autoría rusa del intento de envenenamiento.

Desde Moscú, la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova acusó a Londres de "retener por la fuerza" a Yulia Skripal, dada de alta esta semana tras experimentar una notable mejoría. De momento, la mujer sólo ha manifestado que no desea entrar en contacto con los funcionarios consulares rusos, que le han ofrecido ayuda.