El ministro de Interior de Eslovaquia, Tomas Drucker, anunció ayer su dimisión a las tres semanas de llegar al cargo, en medio de nuevas protestas sociales tras el asesinato hace dos meses de un periodista de investigación.

La dimisión de Drucker parece estar relacionada con la creciente presión de los eslovacos, que el domingo salieron de nuevo a las calles de Bratislava para exigir la destitución del jefe de Policía, Tibor Gaspar. La plataforma cívica "Por una Eslovaquia decente" pide una investigación imparcial del asesinato a finales de febrero del periodista Jan Kuciak, quien investigaba sobre la mafia y sus vínculos con el poder en el país centroeuropeo, y su pareja.