El partido islamista conservador Ennhada, principal fuerza en el Parlamento, se atribuyó este domingo la victoria en las primeras elecciones municipales celebradas en Túnez desde la caída en 2011 de la dictadura de Zinedin el Abedin Ben Alí.

La abstención, especialmente alta en los núcleos rurales, y la desconfianza en la clase política marcaron las elecciones, que ponen broche final a la transición política iniciada tras las caída en 2011 de la larga dictadura de Zinedin Ben Ali.

A falta de las cifras oficiales, la participación final apenas llegó al 30 %, con una amplia diferencia entre el voto en Túnez capital y Sfax, los dos principales núcleo urbanos, y las zonas rurales y de interior.

Según datos de la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE), organismo responsable de organizar la consulta, la afluencia en la capital superó el 40 % mientras que en Sfax, se elevó por encima del 45 %.

Por contra, la abstención se acercó al 90 % en la región de Kasserine, fronteriza con Argelia y escenario desde 2011 de combates entre la Guardia Nacional y los grupos yihadistas que se han acantonado en los montes.

En amplias regiones del sur, como la depauperada provincia de Tataouine, donde votó bastante menos del 20 % de una población que se siente olvidada y que como la mayoría de los que hoy decidieron no ejercer su derecho democrático desconfía de la política actual.

"No sirve para nada. ¿Qué van a hacer los políticos ahora si no han hecho nada en estos siete años? Seguimos igual o peor que antes", explicaba a Efe Mahmud Salmadi, un joven de 23 años, sin empleo, que prefirió pasar la mañana en un café próximo a su casa en la ciudad costera de El Kram.

Una posición que contrastaba con la de Mehdi Mbarek, un padre de familia en torno a la cuarentena que a última hora de la tarde se acercó a votar con sus dos hijos pequeños a un colegio del centro de la capital.

"Vengo por responsabilidad. Vine durante las elecciones legislativas y presidenciales y esta es la tercera. Hemos llegado tarde por motivos familiares pero no íbamos a perdernos nuestra cita", dijo.

"El porcentaje de participación es a la baja pero esperemos que cambie, de todas formas tarde o temprano cambiará. No sólo por nosotros sino por nuestros hijos, por eso venimos en familia ¡Vemos la vida en positivo!", agregó.

Según la ISIE, más de cinco millones de tunecinos fueron llamados a las urnas para un proceso que se ha aplazado en cuatro ocasiones debido a las disputas entre los diferentes actores políticos.

Analistas extranjeros achacan la falta de interés a la aguda crisis económica que atraviesa el país, con los mismos problemas estructurales de paro juvenil y corrupción que en los tiempos de la dictadura, y al hartazgo la población, en particular de los más jóvenes.

Pero también a la falta de sensibilización de las autoridades tunecinas, que han tardado mucho y no han sabido explicar a los ciudadanos, especialmente en las zonas rurales, con mayor tasa de pobreza y analfabetismo, la importancia de una consulta clave para el futuro del país.

Los comicios representan un paso esencial hacia la consecución de una de las reformas pendientes desde el alzamiento: la descentralización, necesaria para crear de empleo y dinamizar la economía.

El primer escollo se superó hace apenas una semana, con la aprobación en el Parlamento, tras un año de duros debates, de la nueva ley de Colectividades, un código que sustituye al de gobiernos regionales en vigor desde 1975.

De la trascendencia de este proceso, que sin duda influirá en los comicios presidenciales y legislativos previstos para 2019, habla la decisión de la Unión Europea (UE) de hacer una excepción y enviar una misión cuando no es habitual que observe elecciones locales.

"Es un test importante para los diferentes partidos, para ver cual es el nivel de apoyo popular que tiene en las diferentes provincias del país y también para reiniciar y continuar el proceso de reforma", explicó a Efe el jefe de la misión observadora de la UE y vicepresidente del Parlamento Europeo, Fabio Máximo Castaldo.

Señaló que hay que "comprender cuán prioritario es para la ciudadanía ver resultados, que son la llave de los derechos defendidos y establecidos en la Constitución. No tenemos que olvidar que vamos a tener en el 2019 las elecciones generales y también las presidenciales".

Castaldo, que admitió las pequeñas irregularidades denuncias por algunos partidos y consideró entendible la abstención por la crisis y la desafección, pidió paciencia para una democracia joven que pretende ser presentada como modelo para la región.

"Toda transición democrática necesita de unos años para acabarse y los sabemos también por la experiencia por la que pasó Europa con esas transiciones en algunos países que han conocido la dictadura, pero en este momento tenemos que continuar mostrando nuestra presencia", apostilló.