El Parlamento escocés rechazó ayer el proyecto de ley sobre el "Brexit" que se debate actualmente en el Parlamento de Londres, abriendo así la puerta a una crisis constitucional. Aunque la primera ministra, Theresa May, no tiene obligación de cambiar su plan para el "Brexit" por el rechazo escocés, los expertos adviertem de que una confrontación abre el riesgo de empujar a Escocia hacia la independencia.

Los diputados de la Asamblea escocesa aprobaron por 93 votos contra 30 una moción que no da el "consentimiento" al proyecto, que también provoca importantes divisiones en el Parlamento de Westminster, cuya Cámara de los Lores ha introducido numerosas enmiendas de peso.

Los gobiernos británico y escocés disputan desde hace meses sobre quién ejercerá determinados poderes que actualmente están en manos de Bruselas -agricultura y pesca, por ejemplo- cuando el Reino Unido abandone la UE, lo cual está previsto para el mes de marzo de 2019.