El ministro del Interior de Italia, el ultra Matteo Salvini (Liga), escribió ayer "victoria" en un tuit cuando España desbloqueó la peligrosa situación en la que se encontraban los 629 inmigrantes que viajan a bordo del buque "Aquarius", al que el domingo Italia y Malta negaron el acceso a sus puertos. "Es la primera vez que un barco que socorre a migrantes en Libia los desembarca en un puerto que no es italiano. Es la señal de que algo está cambiando. Italia no tiene 'el deber' de convertirse en un campo de refugiados", escribió Salvini. "Habíamos pedido un gesto de solidaridad de la UE en esta emergencia (...). No puedo sino agradecer a las autoridades españolas haber recogido la petición", añadió el primer ministro italiano, Giuseppe Conte.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio orden de acoger en el puerto de Valencia al navío, fletado por las ONG "SOS Méditerranée" y "Médicos sin Fronteras" (MSF), aceptando así la oferta del presidente de esa comunidad, Ximo Puig. Otros 790 inmigrantes, rescatados el domingo, esperan en un barco de la Guardia Costera italiana un puerto en el que desembarcar.

Entre los migrantes del "Aquarius" -rescatados el sábado en aguas próximas a Libia- figuran siete embarazadas, once niños pequeños y 123 menores no acompañados, además de 15 quemados graves y personas aquejadas de hipotermia y ahogamiento. Los alimentos y el agua se acaban y el pasaje está agotado por el hacinamiento y el calor.

La llegada del "Aquarius" a Valencia está prevista para el viernes, pero MSF introdujo hacia las siete de la tarde un factor de inquietud al avisar de que el barco, sobrecargado, no está en condiciones de completar una travesía de 1.300 kilómetros. "El "Aquarius" agradece el gesto de España, pero (...) un viaje de tres días en un barco que supera su capacidad máxima es inseguro", afirmó la ONG, que, por otra parte, teme que el desembarco en Valencia siente un precedente que reduzca su capacidad ante nuevos naufragios.

La oferta de España suscitó de inmediato una ola de agradecimiento en numerosas instancias internacionales, desde la ONU al Consejo de Europa, así como propuestas de acogida desde comunidades autónomas y ayuntamientos españoles. El Gobierno del País Vasco se comprometió a asumir el 10% de los inmigrantes y, poco después, la Generalitat elevó la cifra al 100%, añadiendo que Cataluña puede acoger ahora mismo a 1.800 refugiados.