El xenófobo ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, disparó ayer de nuevo contra los cimientos de la UE, de la que dijo que "en un año se sabrá si sigue unida". El líder de la ultraderechista Liga repartió estopa para todos, y al presidente francés, Emmanuel Macron, muy crítico con sus políticas de inmigración, le acusó de "excederse con el champán" cuando le tacha de "populista leproso". Ya sobre el terreno, Salvini invitó a Malta a abrir sus puertos al barco "fuera de la ley" de la ONG alemana Mission Lifeline, "con una carga de 239 inmigrantes", porque se encuentra en aguas maltesas. Las autoridades de La Valeta, como ya hicieron en el caso del "Aquarius", se negaron a acogerlo, y el ministro italiano de Transporte, Danilo Toninelli, las acusó de "falta de humanidad",

Mission Lifeline confirmó a "Efe" que a bordo tienen a 224 inmigrantes rescatados frente a las costas libias la noche del miércoles, número que Malta, en una nota oficial, eleva hasta los 234. La isla, sin embargo, se niega a ser "responsable de la irresponsabilidad de un barco" que navega con sobrecarga, ya que tiene capacidad para 50 personas y lleva a bordo a más de 200.

Pero, además, opina que "el buque no ha señalado estar en situación de peligro" y, por tanto, no es necesario que Malta asuma su situación por estar próxima a sus aguas, tal como pide Italia.

Para acabar de complicar las cosas, La Valeta arguye que el barco debe ser responsabilidad del país del que porta la bandera, en este caso Holanda. Pero La Haya se desvincula del caso y afirma que el buque "navega ilegalmente" bajo su bandera.

Salvini, mientras tanto, se mantiene firme en su negativa a abrir los puertos italianos, "No podemos recibir a un solo refugiado más. Por el contrario, quisiéramos entregar a algunos", dijo al digital de la revista alemana "Der Spiegel". El ministro de Exteriores, Josep Borrell, se ha puesto en contacto con Malta, Italia y Francia "para el cuidado" de la embarcación de la ONG.

Salvini, que es vicepresidente además de ministro, justifica su rechazo a abrir los puertos italianos al acusar al resto de los países de la UE de haber sido mucho menos solidarios que Italia.

Por eso ha arremetido contra España, a la que ha invitado a acoger "las próximas cuatro barcazas" que partan desde Libia, y, especialmente, contra Francia. Pero es innegable que su política de inmigración, expuesta en toda su crudeza en las dos últimas semanas, ha supuesto un espaldarazo a la Liga en los sondeos. El partido, que obtuvo en las elecciones del pasado mes de marzo un 17% de los votos, concita ya las preferencias del 30,1% de los italianos, según una encuesta de "Corriere della Sera", y ya soprepasa a los antisistema del M5S.