La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, renuncian al consenso para buscar soluciones a la crisis migratoria en la UE y ya piensan en "acuerdos bilaterales o trilaterales, para ver cómo podemos ayudarnos los unos a los otros y no esperar siempre a los 28 estados miembros", resumió Merkel, cuya coalición de Gobierno puede saltar por los aires en los próximos días por el enfrentamiento abierto entre la canciller y su ministro del Interior, el social-cristiano Horst Seehofer, a cuenta la espinosa cuestión de los refugiados.

Una Europa a varias velocidades, también en lo tocante a la política migratoria, fue lo que dejó la cumbre informal celebrada ayer en Bruselas, a la que asistieron dieciséis socios del club, entre ellos, en su estreno europeo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y que buscaba acercar posiciones con vistas al Consejo Europeo de este jueves y viernes, que copará la política migratoria y la reforma de la eurozona.

Merkel y Macron, claro, coincidieron en que debe encontrarse "una solución europea" para hacer frente al reto migratorio, si bien esa solución no tiene por qué pasar por un acuerdo a 28 voces, sino mediante pactos entre los países miembros que "decidan avanzar juntos", puntualizó el presidente francés. "Sabemos que en el Consejo Europeo, desgraciadamente, no alcanzaremos una solución completa para la cuestión migratoria", reconoció la canciller alemana a su llegada a la reunión de ayer.

A la hora de hacer balance, todos los socios hablaban de avances, pero con la boca pequeña. Merkel dijo que había habido coincidencia en que "no se puede dejar solos" a los socios más afectados por la llegada de inmigración, caso de Italia, y en que los refugiados "no pueden elegir" en qué país piden asilo.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, regresó a Roma nada más concluir la reunión, pero a través de Twitter hizo saber que volvía a su país "decididamente satisfecho", porque el encuentro de ayer ha dado al debate "la dirección correcta".

Del tenor del escueto mensaje de Conte se deduce que las propuestas italianas fueron aceptadas. Conte se trajo un plan de diez puntos que propone la creación de "centros de protección internacional en los países de tránsito" de los inmigrantes en los que se seleccione quién tiene derecho al asilo en la UE antes de la partida, lo que debería reducir las salidas hacia Europa.

Además, aquellos para quienes se garantizara el derecho de asilo serían redistribuidos automáticamente entre los estados, de modo que no todos llegarían a las costas italianas o españolas.

También Macron se declaró satisfecho por haberse alcanzado un "primer consenso" sobre la necesidad de hacer más eficaces los procedimientos con terceros países y países de tránsito y acelerar la protección de las fronteras exteriores de la Unión.

Pero, como ya habían adelantado a su llegada a la cumbre tanto él como Merkel, anunció que varios países trabajan de forma "bilateral" para atajar el problema de la migración secundaria, por la que los demandantes de asilo solicitan protección en el país de llegada y luego se marchan para hacer lo mismo en otro.

También se debatió "ampliamente" la propuesta franco-española de crear centros "cerrados" en países de la UE en los que desembarquen los inmigrantes, que Macron ve "coherente" con las propuestas italianas.