El ministro italiano del Interior, el liguista Matteo Salvini, propuso ayer en Trípoli la creación de centros de gestión de inmigrantes al sur de la frontera de Libia, para impedir que intenten cruzar el Mediterráneo, donde cientos de ellos están bloqueados estos días en situación incierta. Salvini no precisó en qué países fronterizos con Libia se instalarían los campos, aunque podría tratarse de Níger, Mali o incluso Chad.

Salvini hizo un viaje relámpago a Trípoli para reunirse con su homólogo libio, Abdulsalam Ashour, y con el viceprimer ministro del Gobierno sostenido por la ONU en Trípoli, Ahmed Maitig. El poder en Libia está repartido entre dos Ejecutivos, el que tiene su sede en Trípoli y el que encabezado por el general Haftar se asienta en Bengasi, en la región oriental del país africano.

El líder de la xenófoba Liga consideró fundamental "controlar los flujos que provienen del sur" de Libia y luego llegan a Europa, a la vez que insistió en que la crisis migratoria es un problema del conjunto de la UE y por eso "no se entiende por qué Italia y Libia tienen que hacerse cargo económicamente de este fenómeno". Para Salvini, es fundamental construir campos de gestión y, desde ellos, acelerar las "devoluciones a los países de origen de quienes no tienen derecho" a entrar en Europa. Los campos, dijo, deberían estar financiados por la ONU y la UE.

Mientras continúan los movimientos diplomáticos con la vista puesta en el Consejo Europeo de este jueves y viernes, la situación en el Mediterráneo sigue siendo crítica para los 230 inmigrantes recogidos el jueves por el barco holandés "Lifeline" y los 113 que están a bordo del danés "Alexander Maersk". Ambos ven cerrada la posibilidad de atracar en puertos italianos o malteses, ya que se trata de embarcaciones de ONG y Roma sólo deja desembarcar a los náufragos recogidos por la Guardia Costera italiana. Ayer trascendió que el "Lifeline", que se encuentra en las proximidades de Malta, envió una solicitud de ayuda al Gobierno español pocas horas después del rescate. Los responsables del buque invocaron el precedente del "Aquarius". Ante el fracaso de su gestión se han dirigido a las autoridades francesas, sin resultados por el momento.

En las proximidades de la costa libia, guardacostas de ese país interceptaron en las últimas 24 horas varias embarcaciones precarias con cerca de 1.000 migrantes, incluidos 91 menores, que intentaban cruzar el Mediterráneo.