El Gobierno de Polonia ha dicho este miércoles que tiene previsto enmendar la legislación para retirar el artículo que impone penas de cárcel a las personas que digan que el país fue cómplice del régimen nazi en el Holocausto, una norma que ha sido duramente criticada por Israel y por Estados Unidos.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha pedido a la Cámara Baja del Parlamento que retire de la norma las penas de cárcel, una decisión que ha llegado por sorpresa en un momento en el que el Gobierno polaco está siendo escrutado por la Unión Europea por amenazar la independencia judicial y por recortar libertades. Los parlamentarios polacos han comenzado este miércoles el debate sobre las enmiendas a la ley.

"Renunciamos a las provisiones penales", ha afirmado Michal Dworczyk, el jefe de la oficina del primer ministro, en declaraciones a la cadena de radio pública. Dworczyk ha asegurado que esa parte de la ley distraería la atención del punto principal que tiene la norma.

El Gobierno ha dicho que, tras el debate público sobre la norma, ha decidido que hay otras "herramientas" que puede emplear para "proteger el buen nombre de Polonia".

Horas después, el presidente polaco, Andrzej Duda, ha ratificado los cambios a la legislación, tras lo que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha expresado su satisfacción con la medida.

"Me complace que el Gobierno polaco, el Parlamento, el Senado y el presidente de Polonia hayan decidido hoy rescindir totalmente las cláusulas firmadas y que causaron una tormenta y consternación en Israel y entre la comunidad internacional", ha dicho.

Por su parte, el museo memorial del Holocausto Yad Vashem, en Jerusalén, ha dicho que la decisión "es un paso positivo en la dirección correcta", tal y como ha recogido el diario israelí 'Yedioth Ahronoth'.

"Creemos que la forma correcta para combatir las malas representaciones históricas es reforzar las actividades educacionales y la investigación libre y abierta", ha resaltado, antes de expresar su apoyo a que "educadores e investigadores no se vean limitados a la hora de abordar la compleja verdad de las relaciones polaco-judías antes, durante y después del Holocausto".

Unos tres millones de judíos que vivían en el periodo previo a la Segunda Guerra Mundial fueron asesinados por los nazis, lo que supone cerca de la mitad de los judíos que perecieron en el Holocausto. Judíos del continente europeo fueron enviados a morir en Auschwitz, Treblinka, Belzec y Sobibor, los campos de concentración creados y gestionados por los nazis alemanes en la Polonia ocupada, que en aquella época era el país con una mayor comunidad judía.

Miles de polacos arriesgaron sus vidas para proteger a sus vecinos judíos durante la guerra. Sin embargo, las investigaciones publicadas desde la caída del comunismo en 1989 muestran que miles de polacos también mataron a judíos o denunciaron a los que se escondían del Tercer Reich, lo que pone en cuestión la narrativa oficial que señala que Polonia fue solo una víctima.