El presidente francés, Emmanuel Macron, considera que Alexandre Benalla, responsable de seguridad en el Elíseo que utilizó enseres de la Policía para agredir a unos manifestantes el pasado 1 de mayo, tuvo un comportamiento "totalmente escandaloso" e "inaceptable", según reveló ayer un alto cargo del Elíseo.

Puesto que el presidente sigue guardando silencio sobre un escándalo que le ha sumido en su peor crisis de gobierno hasta la fecha, fue el secretario de Estado de Relaciones con el Parlamento, Christophe Castaner, quien aclaró ayer la postura del jefe del Ejecutivo en una entrevista al canal BFMTV. En ella, Castaner aseguró que Macron espera que haya "sanciones" y resaltó que el presidente inició el procedimiento de despido del exagente de seguridad desde que se conocieron los hechos. Sin embargo, no pudo atajar las críticas por el hecho de que el Elíseo conociera los hechos desde el mismo mes de mayo y no actuara hasta que el diario "Le Monde" reveló las grabaciones el pasado 18 de julio.

Tanto el ministro francés del Interior, Gérard Collomb, como el prefecto de Policía de París, Michel Delpuech, se lavaron ayer las manos y apuntaron, durante su comparecencia ante la comisión de investigación parlamentaria creada por este escándalo, que la responsabilidad de gestionar este caso correspondió desde el primer momento al Palacio del Elíseo, no a ellos.

Por su parte, Benalla y otras cuatro personas -un responsable de la seguridad del partido de Macron y tres policías- fueron ya imputados el domingo y puestos en libertad bajo control judicial.