El Gobierno de Arabia Saudí expulsó ayer al embajador de Canadá, Dennis Horak, y anunció la congelación de las relaciones económicas y comerciales entre ambos países por "interferir en asuntos de Estado". Las autoridades de Riad, que concedieron 24 horas al diplomático canadiense para abandonar el país, convocaron también a consultas al embajador saudí en Ottawa para abordar la situación.

Estas medidas llegan como respuesta a una declaración publicada el pasado 3 de agosto por el ministerio de Exteriores canadiense, que aseguraba estar "gravemente preocupado por las detenciones en la sociedad civil y entre los activistas por los derechos de las mujeres en Arabia Saudí", a raíz de la detención de una veintena de activistas de derechos humanos desde mediados de mayo, acusados de conspirar para socavar la seguridad, la estabilidad y la unidad del país.

Dicha denuncia constituye, según el ministerio saudí de Asuntos Exteriores, una "injerencia flagrante en los asuntos internos del Reino" y carece de fundamento alguno.

Sin salir de Oriente Medio, el movimiento islamista palestinos Hamás accedió ayer a un alto el fuego gradual con Israel en Gaza, que comenzará por poner fin al lanzamiento de globos y cometas incendiarias, que sólo el pasado fin de semana causaron cincuenta incendios. A cambio, Israel aliviará las restricciones fronterizas en una primera fase, y luego facilitará la construcción de infraestructuras en la Franja y el traspaso de fondos de ayuda internacional al enclave.