La canciller alemana, Angela Merkel, recibe hoy al presidente ruso, Vladimir Putin, en el que será su segundo encuentro en poco más de tres meses. Una situación que muchos califican ya como un cambio de rumbo en las relaciones entre ambos países, motivado por la necesidad de diálogo sobre asuntos como la resolución de los conflictos en Siria y Ucrania, la situación del acuerdo nuclear con Irán, las importaciones alemanas de gas ruso y, especialmente, la actual política estadounidense a cargo del presidente Donald Trump.

"La canciller está contenta de poder saludar al presidente Putin el sábado en el palacio de Meseberg", afirmó ayer el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, quien destacó que Rusia es " un actor internacional sin el cual la resolución de distintos problemas es inimaginable".

Las relaciones entre Alemania y Rusia se deterioraron considerablemente tras la invasión militar y posterior anexión rusa de la península ucraniana de Crimea en 2014, lo que para Berlín supuso una "flagrante violación" del derecho internacional. Además, los apoyos del Kremlin a los rebeldes prorrusos en el este de Ucrania y al régimen de Bashar Al-Assad en Siria no hicieron más que aumentar las diferencias con Berlín.

Sin embargo, según diversos analistas, la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán el pasado mayo y las sanciones impuestas a Rusia por el ataque contra el exespía ruso Serguéi Skripal en el Reino Unido podrían estar facilitando un acercamiento entre Berlín y Moscú, ambas muy interesadas en llevar a buen puerto el proyecto para la construcción del nuevo gaseoducto Nord Stream II.