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"Venezuela arde por los cuatro costados"

José Escalera, gijonés en Maracaibo, y José Manuel Noceda, langreano en Perú con familia venezolana, hablan de la brutal crisis del país chavista

José Manuel Rodríguez Noceda.

José Escalera Escudero acude puntual como todos los años a su cita con Asturias. Él, nacido en San Esteban de Pravia, pero criado desde siempre en Gijón y que lleva 45 años viviendo en Venezuela, aprovecha agosto para "mantener raíces" y de paso -inevitable- explicar a los asturianos el caos que sufre en el país de Nicolás Maduro.

Escalera vive y trabaja en Maracaibo, la segunda ciudad venezolana, con unos tres millones de habitantes. Con pocas palabras pinta el escenario cotidiano en el que le toca moverse.

"Desde enero el uso de la energía está reducido a menos de la mitad, con cortes de luz sin previo aviso y apagones generales que pueden durar varias horas. Con los servicios básicos como la energía eléctrica, el abastecimiento de agua o la telefonía estamos padeciendo muchos años de falta de mantenimiento, populismo y desidia".

Terremoto económico

Le ha tocado en Asturias un mes especialmente convulso al otro lado del Atlántico, con el paquete de medidas económicas del régimen chavista que tienen toda la pinta de convertirse en el enésimo fracaso.

Una reforma tributaria "sin rigor y muy poco explicada", un salario mínimo revaluado en el 3.400% "y que ahora va a ser impagable por buena parte del sector empresarial, al que además le marcan desde el Gobierno los precios. Ya hay unos 200 empresarios detenidos por este motivo". Y una inflación galopante que en el último año ha alcanzado el 64.000%.

El régimen regala practicamente la gasolina "porque se tiene auténtico pavor a subir el precio de los carburantes. Fue la ruina, en su momento, de Carlos Andrés Pérez. Pero ese aumento del precio de la gasolina serviría para reducir el déficit fiscal".

José Escalera asegura que Venezuela "arde por los cuatro costados" y no solo por la mala gestión política: "en el Este se están produciendo inundaciones y brotes de enfermedades infecciosas como la difteria o el paludismo. En el Sur, una situación de emergencia con el éxodo en las fronteras de Colombia y Brasil. En el Oeste del país, el derrumbe de los servicios públicos, y en el Norte el problema del desabastecimiento de productos". En estas circunstancias, lo que queda -dice el asturiano- "es sobrevivir".

"Se quiere acabar con el sector privado, este socialismo del siglo XXI no se ha enterado aún que hay que contar con la iniciativa privada y que es fundamental dejarse ayudar por el Fondo Monetario Internacional. Pero para Maduro pedir ayuda al FMI es un pecado. Y así estamos".

El reciente atentado -para muchos, pura ficción- contra Maduro "ha servido para una vuelta más de tuerca. Hay dos diputados detenidos y uno de ellos acabó en prisión. No se le ha visto".

Si José Escalera vive el día a día venezolano, otro asturiano lo hace desde la cercanía, con vínculos familiares muy directos. José Manuel Rodríguez Noceda estudió en el Instituto Politécnico de La Felguera y llegó al continente americano como supervisor mecánico de equipos estáticos, a Colombia y Argentina. Trabaja desde el pasado año en una refinería en Talara (Perú), muy cerca de la frontera con Ecuador. La esposa de José Manuel Rodríquez es venezolana, lleva con ella desde 2011.

Enviar ayuda

"Toda su familia reside en Venezuela. Les falta prácticamente todo, comida, medicinas?", explica. No obstante, su familia política "no se plantea salir de Venezuela, la mamá de mi esposa vive en un pueblo cerca de El Vigía Mérida, las cosas en esos pueblos no son tan duras como en las grandes ciudades, tienen su vida allí y van tirando. Nosotros mandamos ayuda económica de vez en cuando".

Con anterioridad, Rodríguez estuvo casi cuatro años en Argentina, en Río Turbio. "Allí conocí a casi todos los amigos de Cristina Fernández Kischner, incluso viví en una casa que pertenecía a Sergio Berni (exsecretario de Seguridad del gobierno de Cristina Kirchner)", subraya como anécdota.

Hoy, muchos de sus compañeros son venezolanos que trabajaban en PEDVSA (Petróleos de Venezuela). "Han abandonado el país huyendo de la pobreza", cuenta. Esta misma semana le tocó cualificar soldadores venezolanos, que si no conseguían empleo "no tenían dinero para cenar ni techo donde dormir. Las mujeres venezolanas se ponen en la entrada de la refinería a vender arepas (empanadas venezolanas) y otros productos a los trabajadores que entran a trabajar", detalla.

Hace unos días, muy cerca de su lugar de trabajo, un autobús que viajaba desde Ecuador chocó con un camión. "Hubo varios muertos y heridos que eran venezolanos que venían a Perú en busca de una vida mejor".

Escalera, por su parte, tiene una empresa de consultoría fiscal junto a sus tres hijos. No es fácil trabajar en un país donde cada 26 días se duplican los precios: "compras hoy una Coca-Cola de 2 litros y te dejas el 90% del salario mínimo venezolano".

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