El "halcón" John Bolton, consejero de Seguridad Nacional del presidente Trump, calificó ayer de "ilegítimo" y "peligroso" al Tribunal Penal Internacional (TPI, con sede en La Haya) y subrayó que "está muerto" para EE UU.

Bolton no sólo deseó que el TPI "se muera solo" sino que amenazó a sus jueces en el caso de que pretendan juzgar a ciudadanos de EE UU, Israel o de cualquier otro aliado de Washington. La preocupación principal de la administración Trump es que el TPI inicie una investigación sobre crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por militares de EE UU en Afganistán entre 2003 y 2006. En las próximas semanas, el TPI anunciará si autoriza una investigación solicitada al respecto por la Fiscalía. La investigación incluiría las cárceles secretas de la CIA en Afganistán, Polonia, Rumania y Lituania durante el mandado del expresidente George W. Bush, que nombró a Bolton embajador de EE UU en la ONU entre 2005 y 2006.

"EE UU usará cualquier medio para proteger a nuestros ciudadanos y a nuestros aliados de ser procesados injustamente por esta corte ilegítima. No cooperaremos con el TPI", dijo Bolton.

Entre tanto, la Casa Blanca continuó su acoso y derribo a las instituciones palestinas. El departamento de Estado anunció en un comunicado el cierre de la oficina de la OLP en Washington, a la que acusó de no haber dado pasos para reiniciar las "negociaciones directas y significativas" con Israel.