La Policía alemana desarticuló ayer un grupo terrorista xenófobo ("Revolución Chemnitz"), destinado a perpetrar atentados contra extranjeros y contra políticos y periodistas de izquierdas. Seis ultraderechistas de nacionalidad alemana fueron detenidos en el curso de una espectacular operación, protagonizada por más de cien agentes, contra círculos de neonazis, skinheads y "hooligans" de los Estados de Sajonia y Baviera.

El supuesto jefe de la banda, surgida a raíz de los disturbios xenófobos de Chemnitz (Sajonia) de finales del pasado agosto, está detenido desde el 14 de septiembre tras atacar y herir a extranjeros en esa localidad del este alemán. A los arrestados, cuyo fin último era según la Fiscalía, derribar la República Federal, se les han intervenido armas semiautomáticas.

La Fiscalía investiga si los sospechosos, de edades entre 20 y 30 años, están implicados de modo directo en los disturbios de Chemnitz, que estallaron cuando la muerte de un alemán de 35 años de origen cubano a manos presuntamente de dos peticionarios de asilo desencadenó duros incidentes xenófobos. Una portavoz de la Fiscalía explicó que, aunque no está clara su intervención directa o indirecta en aquellos disturbios, se considera "probable" que interviniesen en ellos.

De hecho, se da por seguro que cinco de los sospechosos participaron en los ataques a extranjeros perpetrados en Chemnitz el 14 de septiembre. Estas agresiones se consideran parte de un ensayo para una acción más radical que debía tener lugar coincidiendo con el Día de la Unidad alemana, que se celebrará mañana.

Según informaciones del diario "Süddeutsche Zeitung", el grupo pretendía seguir la línea de la célula neonazi "Clandestinidad Nacionalsocialista" (NSU), responsable entre 2000 y 2007 de la muerte de nueve inmigrantes y una agente policial. La existencia de ese grupo salió a relucir en 2011 a raíz del suicidio de dos de sus integrantes, acosados por la Policía tras atracar un banco, mientras que la tercer miembro del grupo y única superviviente, Beate Zschäpe, fue condenada a cadena perpetua hace unos meses, tras un largo proceso.

El ministro del Interior y líder de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU, partido hermano de la CDU de la canciller Merkel), Horst Seehofer, aseguró que las detenciones "son la evidencia de que actuamos con tolerancia cero ante cualquier extremismo, sea de derechas o de otro tipo".

Seehofer, acusado de complicidad con los ultras por sus rivales políticos, es el principal adversario de las políticas migratorias de Merkel y el máximo desencadenante de las dos crisis de Gobierno que ha sufrido la líder democristiana desde la formación del Gobierno de coçalición con los socialdemócratas en marzo.