El varapalo que este jueves infligió la Comisión Europea (CE) a los Presupuestos de Italia ha abierto una crisis en el seno del Gobierno, que forman la ultraderechista Liga y el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5S). Los dos socios se culparon ayer mutuamente de la inclusión de una polémica amnistía fiscal en las cuentas que Bruselas ha tachado de "preocupantes" y con un desvío de los objetivos de déficit "sin precedentes".

Los mercados reaccionaron como suelen: la prima de riesgo de Italia escaló hasta los 336 puntos, el máximo desde 2013, aunque al final cerró en 302. Pero el eurocomisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, descartó que las dudas sobre Italia puedan contagiar a otros países miembros. "Gracias a un diálogo constructivo, los inversores tendrán confianza".

Moscovici entregó el jueves en Roma una carta de la CE al ministro italiano de Economía, Giovanni Tria, en la que Bruselas pide una serie de aclaraciones sobre las cuentas del año que viene.

Italia tiene hasta el lunes para responder a tres preguntas: cómo reducirá Italia su déficit estructural, cómo disminuirá su elevada deuda pública, que supera actualmente el 130% del PIB, y cómo incentivará el crecimiento.

Moscovici pide al M5S y a la Liga que dialoguen con las instituciones europeas en un clima constructivo para evitar las tensiones. "No queremos que haya ningún tipo de enfrentamiento, no nos interesa la tensión", subrayó el eurocomisario.

Pero la tensión ya se ha instalado en el Ejecutivo formado por ultras y "grillini". El primer ministro, Giuseppe Conte, convocó para hoy un Consejo de Ministros extraordinario para calmar las aguas entre los dos socios del Gobierno, muy agitadas desde que el líder del M5S y ministro de Desarrollo Económico, Luigi Di Maio, denunciara que alguien había manipulado la amnistía fiscal que aprobó con la Liga.

"Nunca hemos dicho que quisiéramos ayudar a los capitales mafiosos. No sé si han metido una manita política o una manita técnica", denunció en televisión.

Di Maio acusaba de haber incluido en este decreto, que introduce amnistías fiscales a quienes hayan defraudado un máximo de 100.000 euros, un "escudo fiscal para los bienes y capitales en el extranjero", entre otros puntos.

La ultraderecha negó cualquier tipo de manipulación o complot y aseguró que fue lo que firmó Di Maio. Pero, en su defensa, el líder del M5S alegó que él y todo el partido llegaron incluso a amenazar con no votar el decreto, incluido en los Presupuestos, si se dejaba así como está.

Salvini intentó poner paz. "Nosotros hablaremos, y si Di Maio ha cambiado de idea sólo hay que decirlo. No me parece que sea conveniente pelearnos, lo que nos interesa es construir. Los adversarios están en París y en Bruselas, no en Roma".