Brasil elige presidente este domingo, en la segunda vuelta de unas elecciones marcadas por la crispación y el hastío de los ciudadanos con sus políticos.

El exmilitar ultraderechista Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSC), lidera todas las encuestas de intención de voto y es el favorito para ponerse la banda presidencial.

Su rival, el izquierdista Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), confía en la remontada, al haber aumentado su apoyo en las encuestas en los últimos días.

Bolsonaro marcó un 56% en intención de votos válidos en el último sondeo de la firma Datafolha, presentado este jueves, mientras Haddad se haría con el 44%.

La distancia se ha ido achicando. El sondeo anterior de la misma firma arrojaba un 59% de intención de votos válidos a Bolsonaro y un 41% a Haddad.

"Soy un profesor que vive de su salario, con 18 años de servicios prestados a Brasil. Vamos a darle la vuelta a esta elección, corregir los errores y retomar los aciertos. El odio no va a llevar a Brasil a ningún lugar", ha señalado el académico, candidato de la agrupación del expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva (2003-2011), preso por corrupción pasiva y lavado de fondos.

El PT es el blanco del rechazo de parte de la población brasileña, que no perdona los casos de corrupción que han afectado en los últimos años a su liderazgo.

El candidato ultraderechista se ha ganado las simpatías de una parte importante de los brasileños hastiados de la corrupción estatal y de la violencia que azota un país que registró 63.880 asesinatos en 2017, el récord por tercer año consecutivo.

Bolsonaro propone aumentar las penas para homicidas y violadores, empoderar a la Policía y un programa de registro de armas para que la población civil pueda defenderse.

Algunos expertos alertan de un posible aumento del autoritarismo de resultar vencedor el ultraderechista en las urnas.

"Las instituciones en el país están inmersas en una crisis de legitimidad que ha alcanzado el propio Poder Judicial. Los militares de la reserva se están fortaleciendo, debido a esa situación, a través de la candidatura de Bolsonaro, y defienden un régimen con instituciones más duras y menos abiertas a los derechos civiles y políticos", ha considerado Marcus Ianoni, politólogo de la Universidad Federal Fluminense de Niterói.

Bolsonaro quiere también liberalizar la economía, aconsejado por su asesor económico, el empresario Paulo Guedes. Brasil atraviesa una crisis económica que va camino del lustro y cuenta con 13 millones de ciudadanos desempleados.

Sus detractores le consideran un político machista, racista, militarista y homófobo, por las declaraciones que vertió durante años en los medios de comunicación brasileños.

No ha participado en los debates electorales, tras haber sido apuñalado el pasado 6 de septiembre por un hombre de 40 años durante uno de sus mítines. Los médicos, asegura, se lo han impedido.