La primera ministra británica, Theresa May, reunirá este lunes a su gabinete e informará al Parlamento sobre el acuerdo del Brexit logrado con la Unión Europea (UE), al tiempo que intenta vendérselo a un país escéptico.

May regresa al Parlamento de Westminster tras la cumbre europea que selló el acuerdo de salida de Reino Unido de la UE, para reafirmar su "absoluto convencimiento" de que "no hay mejor acuerdo posible" y pedir a los diputados que lo apoyen en nombre del interés nacional.

"Podemos respaldar este acuerdo, cumplir con lo votado en el referéndum y comenzar a construir un futuro más brillante", dirá May a la Cámara de los Comunes, según extractos de su discurso difundidos por Downing Street.

"O esta cámara puede optar por rechazar este acuerdo y volver a la casilla de salida", advertirá, lo que "abriría la puerta a más división y más incertidumbre, con todos los riesgos que ello conlleva".

El acuerdo sellado el domingo prepara el camino para la salida británica de la UE el 29 de marzo de 2019 y presenta un enfoque para mantener "una cooperación lo más cercana posible" después.

Aborda tanto cuestiones financieras como derechos de los ciudadanos, el mantenimiento de la frontera abierta entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte y las disposiciones para la fase de transición post-Brexit, de 21 meses de duración.

Al enorme texto de divorcio lo acompaña una breve declaración política en la que se establecen las bases de la relación futura, incluidas cuestiones securitarias, comerciales y migratorias.

Hasta que Westminster y la Eurocámara lo aprueben, todas las partes siguen teniendo en mente la posibilidad de que Reino Unido abandone el bloque europeo sin un acuerdo en vigor.

Una fuente europea dijo a la AFP que la propia May reconoció el domingo en Bruselas que de momento no cuenta con una mayoría parlamentaria para aprobar el pacto, pero que advirtió a sus diputados rebeldes que al menos la mitad de ellos podrían perder sus escaños en las próximas elecciones si el acuerdo no supera el trámite parlamentario.

May se embarcará ahora en una intensa campaña para defender el plan --y los peligros de que no se apruebe-- por todo el país, antes de la votación de los legisladores, prevista para el 12 de diciembre aproximadamente, según varias informaciones.

"Creo que nuestro interés nacional es claro", dirá el lunes a los diputados. "El pueblo británico quiere que nos entendamos con un acuerdo que honra el referéndum y que nos permite volver a unirnos como país, sea lo que sea lo que votaran" los electores.

Los más acérrimos defensores del Brexit critican el acuerdo, al considerar que mantiene a Reino Unido demasiado alineado con el bloque comunitario.

Al igual que la pequeña formación norirlandesa DUP, también critican el llamado "backstop" o "red de seguridad" para Irlanda del Norte una vez finalizado el periodo de transición.

Este mantendría a la provincia británica más alineada con la UE en ciertos sectores para evitar una frontera con vigilancia policial con la República de Irlanda.

El Partido Democrático Unionista (DUP), cuyos 10 diputados respaldaron al gobierno de May desde las elecciones generales de 2017, advirtió que "revisará" su apoyo si el parlamento aprueba el acuerdo.

Entre tanto, más de 80 diputados del Partido Conservador de May declararon públicamente que votarán contra.

"No creo que este acuerdo cumpla con lo que votó el pueblo británico", dijo el domingo el exlíder conservador Iain Duncan Smith a la cadena Sky News.

Miembros del gobierno de May reconocieron que es se trata de una empinada cuesta, pero se mantienen decididos.

"La aritmética en este momento es un reto, pero en las próximas dos semanas pueden cambiar muchas cosas", dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt, el domingo a la BBC. "Lo superaremos y le daremos al pueblo británico lo que votó", añadió.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, dijo que su partido también se opondrá en el parlamento. "Es un mal acuerdo para el país", dijo en un comunicado.