El nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), lanzó ayer su "transformación" del país con ruedas de prensa madrugadoras, alejadas del estilo distante de su predecesor, el priísta Enrique Peña Nieto, y con la apertura de una comisión de investigación sobre el sonado caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en 2014.

El izquierdista prometió una ruptura con el pasado y la inició reabriendo un caso que representa una de las manchas más oscuras del gobierno de Peña Nieto. Según la hipótesis oficial que manejó la Fiscalía, los 43 estudiantes de la escuela de Ayotzinapa para maestros rurales estaban en Iguala (Guerrero) apoderándose de autobuses para sus movilizaciones políticas cuando fueron tiroteados y detenidos por pistoleros y policías locales. Los uniformados corruptos los habrían entregado a narcos que los habrían asesinado para luego incinerar sus cuerpos y arrojar las cenizas a un río.

Sin embargo, el gobierno de Peña Nieto fue muy criticado por el ombudsman de México -que lo acusó de difundir información falsa o parcial del caso-, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la ONU.

AMLO comenzó su primer día laborable como presidente -tomó posesión el sábado- anunciando reuniones diarias a las seis de la mañana con el gabinete de seguridad, seguidas de ruedas de prensa. México se ha visto fuertemente golpeado por la violencia ligada al narcotráfico desde que el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) desplegó al Ejército para combatir el crimen organizado. AMLO anunció el despliegue de 35.745 efectivos policiales para rebajar las elevadas tasas de homicidios.