La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, mantiene la busca de apoyos a su acuerdo del "Brexit" mientras arrecian las presiones desde su propio partido para que posponga la votación en el Parlamento, prevista el próximo martes, en la que parece abocada a una derrota.

El presidente del grupo conservador en la Cámara de los Comunes, Graham Brady, es partidario de retrasar el voto hasta que haya "más claridad" sobre el mecanismo de salvaguarda para la frontera de Irlanda del Norte. Un portavoz del Gobierno de May aseguraba sin embargo que no hay intención de alterar el calendario previsto. Al menos tres miembros del gabinete, según medios británicos, defienden un aplazamiento que permita a May volver a Bruselas y pedir nuevas concesiones en el tratado de salida o en la declaración política sobre la futura relación comercial, algo a lo que la UE se muestra contraria hasta ahora. La primera ministra necesita al menos 320 votos para validar el acuerdo, pero cuenta sólo con 315 diputados conservadores y el norirlandés Partido Democrático Unionista, cuyos 10 parlamentarios apoyaron al Gobierno hasta ahora, es uno de los principales críticos del texto.