El líder socialdemócrata sueco, Stefan Löfven, deberá negociar con los excomunistas para lograr que prospere su Gobierno rojiverde de coalición con parte del centroderecha y poner fin a un bloqueo político de cuatro meses. El Partido de la Izquierda ha exigido negociar concesiones de Löfven para abstenerse en su investidura, cuyo inicio ha sido retrasado hasta mañana, miércoles.

Las exigencias de última hora de los excomunistas hacen peligrar el laborioso cordón sanitario tejido en torno a los ultraderechistas de Demócratas Suecos, tercer partido más votado en las elecciones de septiembre. Los comicios dieron 144 escaños para el bloque de izquierda (socialdemócratas, verdes y excomunistas) por 143 para la alianza de centroderecha (moderados, democristianos, liberales y centristas). En medio, los ultras (62), con los que nadie quiere pactar en Suecia, a diferencia de otros países nórdicos y de un número creciente de estados europeos.

Este resultado ha hecho muy complejas las negociaciones y ha provocado ya el fracaso de sendos proyectos de Gobierno en minoría de los rojiverdes y de los centroderechistas. Finalmente. Löfven, que encabeza la fuerza más votada, logró a finales de la pasada semana fracturar al centroderecha gracias a un pacto con centristas y liberales, rechazado por los excomunistas.

El pacto incluye reformas de los mercados laboral y de vivienda, mal vistos por los excomunistas, que, además, han quedado explícitamente "fuera de cualquier influencia política", pese a estar integrados en el bloque rojiverde. Esta exclusión es uno de los puntos que La Izquierda quiere renegociar para dar su necesaria abstención.