La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Erre que erre, May sigue pedaleando

Los "tories" optan por no cambiar de manos la dirección del proceso de ruptura con Bruselas

Erre que erre, May sigue pedaleando

Los diputados conservadores británicos hicieron ayer honor a su nombre y decidieron mantener a Theresa May, erre que erre, pedaleando sin aire al frente del "Brexit". Tras la estruendosa derrota del martes, propiciada por 118 de los 317 "tories" de los Comunes, y descartado que los laboristas estén en condiciones de armar un gobierno, cabía la posibilidad de que los conservadores hubieran pergeñado una nueva alianza interna que, tras derribar a May, colocase al frente de la nave a otro dirigente. Pero, al parecer, no ha sido posible. De modo que, como una cosa es tumbar el acuerdo del "Brexit" y otra muy diferente abrir la puerta a unos comicios en los que peligra el escaño, han optado por no cambiar de timonel. Sigue vigente, pues, el pacto sellado en diciembre para que May siga hasta 2022 a condición de que no vuelva a presentarse.

El calendario se reanuda, en suma, sin alteraciones y a May le tocó anoche mismo abrir una ronda de diálogo con los grupos de los Comunes para dibujar el contorno del plan B que está obligada a presentar el próximo lunes. Una ronda de la que, por la mañana, había excluido al líder laborista, al que calificó de traidor a su partido y al país. Por la noche, fueron los laboristas los que se excluyeron alegando que es tarde para hablar a oscuras.

El callejón en el que se ha situado Londres es tan estrecho que no hay analista que no coincida en señalar que el plan B sólo puede consistir en renegociar o en convocar un segundo referéndum. La boca de May sólo conjuga el verbo renegociar, que es el que la UE ni quiere ni puede, de momento, escuchar. El referéndum es el demonio para esta hija de pastor anglicano, más aún cuando los laboristas le van a martillear con él las próximas semanas. Aunque someter el acuerdo rechazado a consulta parecería la única manera democrática de salir del entuerto montado por los representantes populares.

A la espera del lunes, sólo se abre paso una certidumbre: tal y como están las cosas se necesita tiempo. O sea, aplazar la fecha de divorcio del Reino Unido. No en vano Londres y Bruselas negocian esa decisión desde hace semanas. Y ganar tiempo se ha revelado, por lo demás, el pasatiempo favorito de May.

Compartir el artículo

stats