Venezuela rechazó hoy ante el Consejo de Seguridad avanzar elecciones como pide la Unión Europea para resolver la crisis que vive el país, un asunto que dividió a la ONU en un fuerte enfrentamiento entre el bloque liderado por EE.UU., contra el "estado mafioso" de Nicolás Maduro, y el encabezado por Rusia y China.

Los Gobiernos de España, Francia, Alemania, Reino Unido y Portugal dieron hoy ocho días de plazo a Nicolás Maduro para que convoque elecciones en Venezuela y, si no lo hace, reconocerán al líder parlamentario Juan Guaidó como presidente interino del país.

Ante el Consejo de Seguridad, el ministro de Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, fue claro en su respuesta a los países europeos: "¿Europa dándonos ocho días de qué? (...) ¿De dónde sacan que tienen potestad alguna para darnos ultimátums?".

Tras preguntarse por qué no convocaban elecciones en España o Reino Unido, Arreaza criticó con más virulencia a Estados Unidos en el Consejo de Seguridad, por estar "a la vanguardia" del "golpe de estado" en Venezuela, dijo.

"Estados Unidos no está detrás del golpe de estado, está a la vanguardia (...), da y dicta las órdenes, no solo a la oposición venezolana sino a los estados satélites", dijo Arreaza tras calificar la política estadounidense respecto a Venezuela de "grosera intervención" y de "injerencia".

También acusó al secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, de haber dado "luz verde" al "golpe de estado" en un reciente video en el que mostró su apoyo a Guaidó y a las manifestaciones convocadas por la oposición.

Por su parte, Pompeo que "instó a todas las naciones a que apoyen las aspiraciones democráticas del pueblo venezolano mientras tratan de liberarse del ilegítimo estado mafioso del expresidente Maduro".

"Esperamos que todas las naciones se unan a nosotros para reconocer al presidente interino Juan Guaido. También esperamos que esas naciones se aseguren de desconectar sus sistemas financieros del régimen de Maduro y permitan que los activos que pertenecen al pueblo venezolano vayan a los gobernadores legítimos de ese estado", dijo a los medios al margen del Consejo de Seguridad.

El responsable estadounidense acusó directamente a China y Rusia de evitar una postura común sobre Venezuela.

"China y Rusia están apoyando un régimen fallido con la esperanza de recuperar miles de millones de dólares en inversiones mal consideradas y en la asistencia realizada a lo largo de los años. Este dinero nunca tuvo la intención de ayudar al pueblo venezolano, sino que llenó los bolsillos del régimen de Maduro, sus amigos y sus benefactores", agregó.

Para el representante ruso, Vassily Nebenzia, la convocatoria de esta reunión por parte de Estados Unidos supone "un quebrantamiento del derecho internacional" y un intento de "orquestar un golpe de Estado".

Tanto China como Rusia volvieron a expresar su postura de que Venezuela no representa un peligro para la seguridad y la paz internacionales y que, por lo tanto, la crisis política en el país suramericano es un asunto interno que no debe ser tratado en un formo como el Consejo de Seguridad.

La división internacional también se reflejó en los discursos de las dos decenas de oradores latinoamericanos, que dada la envergadura de la cita, solicitaron participar para mostrar sus posiciones.

De este modo, Perú y República Dominicana -miembros no permanentes del Consejo de Seguridad- además de países como Colombia, Paraguay, Brasil, Argentina, Chile, Ecuador, Panamá o Costa Rica mostraron su rechazo a la "dictadura" de Maduro y su respaldo a Guaidó.

Alineados con el bloque ruso y chino, Bolivia, Nicaragua y Cuba -que recibió duras criticas de Pompeo-, expresaron su solidaridad con Maduro, y criticaron las "injerencias" extranjeras.

Mientras que México y Uruguay propusieron una tercera vía de diálogo secundada por El Salvador y celebrada por la propia Rusia, cuyo representante exhortó "a todo el mundo a sumarse a esas intenciones" de México.

"Den la posibilidad a los venezolanos de resolver sus propios problemas", dijo Nebenzia, que calificó el plazo dado por la Unión Europea a Venezuela de "ultimátum absurdo de ocho días".