Una chica de 12 años de origen inglés falleció hace días después de tomarse las pastillas de su abuela. Según informa la prensa del Reino Unido la chica se había sentido mal en el colegio y al llegar a casa tomó Tramadol, un medicamento muy fuerte pero también de uso relativamente frecuente que utilizaba su abuela. La chica aseguró que sólo quería que le hiciera “algún bien” pero no lo consiguió. Más bien al contrario.

Las autoridades sanitarias insisten de forma habitual en la necesidad de controlar en todo momento las zonas de la casa o de la cocina más concretamente en donde se guardan los medicamentos. Una precaución que se debe tener cuando en una vivienda viven adultos pero también (y sobre todo) cuando hay niños en casa. Los pequeños no pueden tener acceso a las pastillas bajo ninguna circunstancia pero tampoco pueden acceder, por ejemplo, a los productos de limpieza que se deben guardar en armarios con cierres anti niños.

En el caso inglés la chica murió apenas unas horas después de haber tomado las pastillas. Las pruebas toxicológicas a las que fue sometido el cuerpo sin vida de la niña no dejaban lugar a dudas de lo que había sucedido. Además la joven no había sufrido enfermedad alguna en los últimos años.