Hosni Mubarak pronunció su único discurso ambicioso en España menos de dos meses después del 11S de 2001. El acontecimiento tuvo lugar en Formentor, y pasaría a la historia por el forzado apretón de manos entre Yasir Arafat y Shimon Peres, presentes en el Foro donde el entonces presidente José María Aznar ejercía de anfitrión.

La intervención de Mubarak captó a una audiencia selecta donde sobresalían Jordi Pujol, el ministro francés Chévénement, el presidente de la república portuguesa Jorge Sampaio, el futuro ministro Miguel Ángel Moratinos y el vigente Josep Piqué. Este último alcanzó un grado de concentración tan profundo en el discurso del rais egipcio que acabó por dormirse, ante la estupefacción de los asistentes.

En honor a Mubarak, su discurso poseía la cafeína necesaria para mantener despierto a un canciller español. Con su físico de príncipe inca, con alguna sortija de más y el semblante impávido del verdugo de 'El regreso de la momia', el presidente egipcio que se creía eterno recomendó a la Unión Europea que cesara en su ampliación hacia el Este, para centrarse en el Sur. Por supuesto, con el objetivo de incorporar al país del Nilo a la UE. Al examinar esta iniciativa desde la perspectiva de la guerra de Irak, y de la primavera árabe que acabaría con el dictador para reemplazarlo por los Hermanos Musulmanes, se observa la aberración óptica que aquejaba a los gobernantes de principios de milenio.

Mubarak citó hasta en ocho ocasiones la fecha fatídica del 11S en su intervención, pronunciada en árabe aunque se dejaba entrevistar en inglés por la CNN. Mientras concedía a Arafat el título fraternal de rais palestino, chantajeaba sin rebozo a Europa con las consecuencias que podría tener el descuido de los países leales de la zona. Cabe recordar que Egipto era el segundo país que más ayuda militar recibía de Estados Unidos, por detrás únicamente del fraternal Israel.

Concluir que el 11S moldeaba la actitud de los estadistas presentes en aquella cumbre de Formentor sería un eufemismo. En realidad estaban conmocionados por las secuelas del derrumbe de las Torres Gemelas. La intimidad descuidada que permitía el Foro Formentor autorizaba a los periodistas a circular libremente entre los estadistas, una deambulación que hoy sería inconcebible.

La libertad de movimientos permitió a este redactor situarse más cerca de los mandatarios que el fotógrafo que los recoge con los brazos entrelazados. Arafat se halla en un extremo, íntimamente feliz por el regreso de la actividad guerrera, en el que sería su último viaje fuera de Ramala antes de su presunto envenenamiento mortal. A su izquierda, Mubarak asía del brazo al palestino y a Aznar, que se agarraba con fuerza al egipcio y al inescrutable Peres.

Arafat, Mubarak, Aznar y Peres, una foto histórica de 2001 en Formentor de la que el expresidemte español es el único superviviente

Las fotografías no cuentan toda la verdad. A la distancia suficiente para participar del perfume excesivo del egipcio, se alcanzaba la conclusión de que compartían una perplejidad mayúscula. Cara a cara con Mubarak, se extraía la firme convicción de que el cuarteto ignoraba dónde desembocaría el abismo horadado por el 11S. Cuatro estadistas, los cuatro seres más asustados del planeta, hoy sabemos que les sobraban los motivos. Aznar es el único superviviente de la fotografía, Piqué dormitaba mientras un piloto de la RAF llamado Mubarak recordaba que los árabes preservaron la herencia de la Grecia clásica.