Las autoridades alemanas informaron hoy de que existen nuevas pruebas que apuntan a más de 30.000 posibles sospechosos en una red de abusos sexuales destapada el pasado octubre en la localidad de Bergisch Gladbach.

La Oficina Central de Ciberdelitos (ZAC) de Renania del Norte-Westfalia está investigando actualmente en base a las conclusiones sólo del equipo de investigación encargado del caso en torno a Bergisch Gladbach "más de, y espero que estén sentados, 30.000 sospechosos desconocidos", dijo el ministro de Justicia de ese estado federado, Peter Biesenbach.

En una rueda de prensa, el ministro se mostró consternado y admitió que "no imaginaba ni de lejos la dimensión que tienen los abusos a menores en la red".

Los delitos que se están investigando van desde la difusión y posesión de pornografía infantil hasta hechos concretos de abusos contra menores, precisó.

Los expertos de la ZAC tratan ahora de establecer la identidad que se esconde detrás de los pseudónimos que de forma anónima participan en los chats y foros para intercambiar consejos sobre cómo abusar de menores.

Según el fiscal Markus Hartmann, de la ZAC, la prioridad es abordar los indicios sobre abusos a menores con el fin de frenar posibles delitos que aún se estén llevando a cabo y después los casos de difusión de pornografía infantil, para lo cual se ha creado un grupo de trabajo de expertos en ciberdelitos, informó la radiotelevisión pública regional WDR.

Está previsto que el 10 de agosto comience el juicio contra el principal acusado de esta red de abusos, en las que los sospechosos abusaron en parte de sus propios hijos e intercambiaron imágenes de los hechos.

El hombre, de 43 años y acusado de "abusos sexuales graves contra menores", fue detenido en otoño pasado y la policía se incautó de amplio material incriminatorio que llevó a abrir una investigación contra casi treinta sospechosos en toda Alemania.

La Fiscalía asume que el acusado cometió abusos graves alrededor de setenta veces contra su hija que comenzaron cuando la menor tenía tan solo tres meses.

Uno de los acusados fue condenado recientemente a diez años de prisión e internamiento permanente en una clínica psiquiátrica y actualmente hay un juicio abierto contra otros dos.