El primer ministro británico, Boris Johnson, no quiere tener que imponer un segundo confinamiento nacional en caso de que surja un nuevo rebrote de coronavirus, según indicó en una entrevista publicada este domingo por The Sunday Telegraph. El líder conservador comparó la posibilidad de decretar otro confinamiento del país con un "mecanismo disuasorio nuclear".

Sus palabras llegan después de que esta semana un informe encargado por el principal asesor científico del Ejecutivo, Patrick Vallance, alertara de que existe el "riesgo" de que una nueva ola de COVID-19 este invierno sea más grave que la primera y pueda matar a otras 120.000 personas, haciendo necesarias medidas de restricción.

"Ya no puedo abandonar esa herramienta, al igual que no abandonaría un mecanismo disuasorio nuclear, pero es como un disuasorio nuclear, sin duda no quiero emplearlo. Y no creo que vayamos a estar en esa posición de nuevo", dijo Johnson al citado dominical británico.

El jefe del Ejecutivo señaló que el país ahora es capaz de "ver lo que está ocurriendo más cerca del tiempo real, de aislar brotes y afrontarlos en el sitio y de trabajar con las autoridades locales para contener el problema de forma local y regional si es necesario".

El primer ministro ha concedido a las autoridades locales en Inglaterra poderes para que los ayuntamientos puedan decretar confinamientos locales, clausurando comercios, cancelando eventos y cerrando espacios públicos al aire libre en caso de que tengan que gestionar nuevos rebrotes localizados.

El pasado viernes, el "premier" dijo que confía en poder regresar a un estado de normalidad antes de las próximas navidades y urgió a la ciudadanía a emplear otra vez el transporte público.

En Inglaterra, desde el próximo 25 de julio reabrirán los gimnasios, las piscinas y otras instalaciones deportivas y desde el 1 de agosto también reanudarán su actividad otros locales como salones de belleza, boleras y casinos. También podrán funcionar de nuevo los teatros y se podrán ofrecer conciertos, siempre que se respete la distancia social, y los empresarios podrán pedir a sus empleados que regresen a sus trabajos de manera física si lo consideran seguro. Por esas nuevas directrices, se podrán también celebrar bodas con un máximo de 30 invitados desde el próximo septiembre y a partir de ese mes reabrirán escuelas y guarderías con horario normal.

Pese a ello, el experto John Edmund, integrante del grupo científico asesor del gobierno -el llamado Sage- opinó que aún "hay un largo camino por recorrer" para que se dé un regreso a la normalidad.

"Si por normalidad se entiende lo que solíamos hacer hasta el pasado febrero y mediados de marzo: ir a trabajar normalmente, viajar en autobuses y trenes, ir de vacaciones sin restricciones, quedar con amigos, darnos la mano, abrazarnos, etc, desafortunadamente, todavía queda mucho camino por recorrer", dijo Edmund en unas declaraciones ayer a la emisora BBC Radio 4.