Los jueces del Tribunal Especial para el Líbano consideraron este martes "probados los cargos" contra Salim Jamil Ayyash, presunto miembro del grupo islamista chií libanés Hizbulá, en la preparación del ataque "con intención homicida" contra el exprimer ministro libanés Rafic Hariri en 2005 y absolvió a otros tres acusados.

"La Sala de Primera Instancia declara a Ayyash culpable sin ninguna duda razonable como coautor del homicidio intencionado de Rafic Hariri", leyó el juez presidente David Re sobre este acusado, visto como el líder de la célula que llevó a cabo el atentado en Beirut en febrero de 2005.

Aunque reconoció que Ayyash "no actuó solo", consideró que sí "tuvo un papel importante en la preparación del ataque", por lo que es "culpable de todos los cargos", entre ellos la "comisión de un ataque terrorista con material explosivo", el "homicidio intencionado" de Hariri y otras veintiuna personas fallecidas en la acción y el "intento de homicidio intencionado" contra los 231 heridos.

En cuanto a los otros tres acusados -Hussein Hassan Oneissi, Assad Hassan Sabra y Hassan Habib Merhi- la Justicia los absuelve de su responsabilidad en "la conspiración" para la preparación del ataque terrorista porque no se puede probar que conocieran que la intención última de sus actos (en muchos casos, la vigilancia de Hariri) era matar al que fuera primer ministro libanés.

Los cuatro sospechosos han sido juzgados en rebeldía, puesto que, desde que en 2011 se hicieron públicas las acusaciones, ninguno ha dado señales de vida ni ha entrado en contacto con el tribunal, que se encuentra en la ciudad holandesa de Leidschendam.

Sin embargo, y aunque Ayyash sea considerado un miembro de Hizbulá, los jueces subrayan que el tribunal "no recibió ninguna prueba de la participación directa" del Gobierno de Siria o de algún dirigente del grupo chií libanés en el atentado contra Hariri, pero sí reconoció que ambas partes podrían haber tenido "un interés" en su asesinato.

Además, los jueces aseguraron que los autores "tenían razones políticas" y "la intención de provocar un estado de terror, algo que se demuestra en la forma, el lugar y el objetivo del ataque".

También, indicaron, el atentado tenía el objetivo de "causar pánico al menos entre el público de la zona del ataque".

La identidad del atacante suicida tampoco pudo determinarse, pero a partir de los restos de sangre localizados en 92 fragmentos y muestras de tejido de un diente los investigadores solo pudieron concluir que no se trata de Ahmad Abu Adass.

Con esa identidad se presentó en un vídeo divulgado posteriormente un joven de 22 años que dijo que llevaría a cabo el ataque en nombre de una organización denominada "Victoria y Yihad en la Gran Siria", totalmente desconocida.

Desde 2009, el tribunal no ha podido reunir pruebas incriminatorias y tampoco de tener entre rejas a los acusados.

Basa sus evidencias en muestras circunstanciales de lo ocurrido, principalmente datos telefónicos y múltiples redes de aparatos móviles que utilizaron los acusados durante los días previos al ataque y el mismo día del atentado para comunicarse entre ellos o con terceros.