Fugas de los centros de acogida, reyertas callejeras y contagios. Los inmigrantes llegados en las últimas semanas a Sicilia, la mayoría procedentes de Túnez, han provocado la reacción del Gobierno autonómico de la isla, que ordenó el cierre de los puertos. Los ejecutivos autonómicos no tienen competencia para ello, por lo que el Gobierno de Roma impugnará la medida previsiblemente .

Nello Musumeci, presidente de la autonomía gobernada por el centroderecha, declara que "todos los inmigrantes ilegales presentes en la isla deberán ser trasladados fuera del territorio de la región sin más demora". La medida, según el político, responde a que "no es posible garantizar la permanencia en la isla, respetando las medidas de prevención y de seguridad para evitar el contagio" del covid. Musumeci firmó una ordenanza de tres páginas, que alerta a los delegados del gobierno a cumplirla, al tiempo que sugiere que se abra un puente aéreo con la península. "Para tutelar la salud y la incolumidad pública, ante la falta de estructuras idóneas de acogida, se prohibe la entrada, tránsito y parada en la región siciliana de parte de cualquier migrante que alcance las costas con embarcaciones, incluidas las de las oenegés", establece la norma decretada por el presidente autonómico.

La orden abre un conflicto con el Ejecutivo central. El Ministerio de Interior aclara que "la ordenanza de Musumeci no tiene ningún valor", aun reconociendo que la situación migratoria en la isla "es muy complicada". La pasada semana, el Gobierno de Conte ya transfirió varios centenares de migrantes desde Sicilia a otros centros peninsulares, después de que varias decenas se hubiesen fugado de los lugares de acogida, algunos de ellos afectados por la pandemia.

En las isla operan dos buques de pasajeros como centros donde los recién llegados deben cumplir la cuarentena de dos semanas. Un 10% de los migrantes dio positivo en covid-19. El problema es dónde ingresarlos, por lo que algunos acaban en hospitales militares.

"La orden de Musumeci es ilegítima y espero que el Gobierno la impugne", dijo Matteo Orfini, uno de los líderes de los progresistas del Partido Demócrata (PD). Orfini acusó al presidente de la isla de "incapacidad de administrar su región". "Dimita, en lugar de inventarse un chivo expiatorio diario para justificar su incapacidad", añadió. Por su parte, Matteo Salvini, líder de la Liga y aliado de Musumeci felicitó al presidente que, "como hombre libre ha dicho que no quiere a ningún inmigrante en la isla". La situación migratoria en Italia está regulada por los decretos que Salvini emitió en su etapa de ministro de Interior, cuando cerró todos los puertos del país a los migrantes.