Cada día que pasa las autoridades de Estados Unidos tienen más claro que el violento asalto al Capitolio el 6 de enero por parte de una turba arengada por Donald Trump tuvo un importante componente de organización y planificación y están blindando al país ante el temor a que en los próximos días se produzcan nuevas réplicas del seísmo de violencia política organizada, y no solo en Washington DC, donde a seis días de la toma de posesión de Joe Biden el centro ya está fortificado.

Este jueves se ha sabido que, en una medida extraordinaria, se ha decidido cerrar todo el Mall para la inauguración, cuando en la capital estarán desplegados hasta más de 20.000 militares de la Guardia Nacional. Un número de efectivos que no se ha hecho público ha recibido autorización para equiparse en el Capitolio con armamento letal y no solo con material antidisturbios. El cuerpo militar, además, ha sido advertido de prepararse para la posibilidad de que haya individuos fuertemente armados y de que se intente usar artefactos explosivos de fabricación casera. La semana pasada se encontraron dos junto a las sedes de los comités republicano y demócrata en Washington, no se cree que fueran incidentes aislados y no se ha logrado identificar ni detener aún a quien los colocó.

"Mayor amenaza terrorista de 2021"

Con los 50 estados alertados desde hace días por el FBI ante posibles ataques a sus Capitolios, el miércoles el Centro Nacional Antiterrorista y los Departamentos de Justicia y Seguridad Nacional repartieron una circular entre agencias del orden advirtiendo de que las reclamaciones partidistas son la mayor amenaza terrorista en 2021. El boletín advierte de que el asalto al Capitolio es considerado un "éxito" por grupos radicales y será un "significativo impulsor de violencia" para grupos de milicias armadas y extremistas que buscan una guerra racial.

En una llamada con jefes de policía, el director del FBI, Christopher Wray, y un alto responsable de Seguridad Nacional advirtieron de los posibles ataques a capitolios y otros edificios federales pero también a las casas de congresistas y a negocios, incluyendo sedes de medios de comunicación y gigantes tecnológicos. Según ha relatado a 'The New York Times' Chris Magnus, jefe de policía en Tucson (Arizona), la alerta es tanto sobre "lobos solitarios" como sobre grupos locales armados y el nivel de preocupación exhibido por los líderes federales es inaudito. "Les preocupa que estos extremistas violentos se integren en otras protestas", ha dicho Magnus. "Wray parece particularmente preocupado por el desprecio que tienen por el gobierno democrático".

Grupos de extrema derecha como 'Patriot Actions for America' están organizando y animando una demostración violenta este sábado, según un boletín no clasificado del Servicio Secreto. Fuerzas del orden están pendientes de una protesta organizada para el día de la toma de posesión por otros dos grupos extremistas y bautizada "Million Militia March" donde se anima a llevar armas.

"Conspiración sediciosa"

Es cada vez más evidente para las autoridades que la semana pasada hubo, usando las palabras del FBI y el Departamento de Justicia, una "conspiración sediciosa". 30 legisladores demócratas, liderados por la congresista y veterana del Ejército Mikie Sherrill, han pedido que se investiguen "inusuales" visitas de grupos al Capitolio el día 5 para ver si esos visitantes participaron en el asalto. Sherrill ha apuntado a republicanos, aunque sin dar nombres, como "guías" de esos visitantes. Y líderes del Congreso, que han mostrado su "grave preocupación" tras recibir sesiones clasificadas de información sobre numerosas tramas orquestadas en su contra, esta semana emitieron un críptico comunicado asegurando que "es evidente que hay que hacer más para anticiparse, penetrar y prevenir agresiones sediciosas letales por extremistas violentos nacionales en los próximos días".

Conforme se presentan cargos contra los ya detenidos, además, va cobrando forma un retrato más escalofriante de lo que latió tras el asalto al Capitolio, donde muchos participantes estaban fuertemente armados y se consideran peligrosos. Y es creciente la alarma sobre la persistente actividad organizativa de una cenagosa trama en la que aparecen entrelazados movimientos supremacistas blancos y neonazis, grupos radicales violentos como los los 'Proud Boys' y el antigubernmental movimiento 'Boogalo'o, milicias y otros grupos terroristas de extrema derecha y seguidores de las teorías conspirativas de QAnon.

Uno de los detenidos, por ejemplo, llegó a DC desde Alabama con 11 cócteles molotov, una colección de armas, varios cargadores de alta capacidad, cientos de rondas de munición, artefactos de humo y machetes. "La cantidad de armas sugiere intención de facilitárselas a otros", escribieron los fiscales al presentar 17 cargos.

Entre los imputados por el asalto al Capitolio se cuentan también un consejero delegado de una empresa tecnológica de Illinois, un militar retirado de la Fuerza Aérea, un legislador estatal republicano, el hijo de un juez del Tribunal Supremo de Brooklyn, un medallista de oro olímpico o una excandidata a alcaldesa de Texas.