El Reino Unido se enfrenta a un mundo más inseguro, inestable y amenazador para las democracias y las sociedades abiertas, por lo que, fuera ya de la Unión Europea, el país necesita rearmarse y mostrarse más proactivo en la escena internacional.

Esas son las bases de la estrategia exterior y de seguridad que este martes presentó el primer ministro británico, Boris Johnson, bajo la etiqueta de "Global Britain", con la que quiere acercar al Reino Unido a Asia y salir de la esfera de influencia europea, tras haber consumado el Brexit a finales de 2020.

El plan para la próxima década -diseñado por el académico John Bew- trae aromas de la doctrina "neocón" que George W. Bush impulsó en Estados Unidos a comienzos de siglo, con su defensa del militarismo y de la intervención en el extranjero para proteger los valores democráticos y los intereses nacionales.

El documento reclama una "mayor presencia global" del Reino Unido, lo que implicará el despliegue de tropas británicas en el extranjero "más a menudo y durante más tiempo", y además permitirá "detectar antes los problemas para responder asertivamente a las amenazas".

Hasta 260 bombas atómicas

Pocas propuestas contenidas en la llamada Revisión Integrada -que según el Gobierno es la mayor reorientación estratégica del país desde la Guerra Fría- ilustran mejor ese giro que el incremento de un 40 % en el número de cabezas nucleares en el arsenal británico.

Del tope de 180 ojivas previsto para mediados de esta década, el Reino Unido pasará a tener hasta 260 armas atómicas debido al "cambiante entorno de seguridad" y el "amplio rango de amenazas tecnológicas y doctrinarias". La cifra exacta de reservas no se publica para "complicar los cálculos" de posibles agresores.

En la presentación este martes de la estrategia en la Cámara de los Comunes, Johnson anunció también un aumento de la inversión en defensa de 24.000 millones de libras (28.000 millones de euros), que irá en su mayor parte a renovar el arsenal nuclear e impulsar las herramientas tecnológicas.

El documento ve "probable" que un grupo terrorista lance un ataque con armas químicas, biológicas, radiológicas o nucleares antes de 2030 y considera una "posibilidad realista" que el terrorismo patrocinado por gobiernos aumente en los próximos años.

Enemigos y aliados

Los estrategas de Downing Street dibujan un triángulo de países clave: Estados Unidos, dicen, seguirá siendo "el mayor aliado"; Rusia representa "la mayor amenaza", y China será el principal factor geopolítico de la década, convirtiéndose en "el peligro sistémico para la seguridad económica".

Con Pekín, Johnson asume que se verá obligado a un ejercicio de contorsionismo político. Imposible vivir de espaldas a China, reconocen, pero eso obligará a arreglos con un régimen autocrático.

"No hay duda de que China supondrá un gran desafío para una sociedad abierta como la nuestra, pero trabajaremos con ellos cuando sea coherente con nuestros valores e intereses, sobre todo en la relación económica y el cambio climático", dijo el primer ministro a los diputados.

Menos miramientos muestra Londres hacia Moscú, al designarla como el mayor peligro estatal para el Reino Unido. "Hasta que las relaciones con su Gobierno mejoren, disuadiremos y nos defenderemos activamente contra todo el espectro de amenazas que emanan de Rusia", señala el informe.

Menos Europa, más Asia

Resultan llamativas las escasas referencias a la Unión Europea que hace la Revisión Integrada, que ignora el hecho de que el bloque comunitario es, de lejos, el más importante socio económico del Reino Unido y un aliado fundamental en aspectos como Rusia o el cambio climático.

"Nuestra salida de la UE significa que tenemos la oportunidad de seguir diferentes caminos económicos y políticos y de adoptar un enfoque distinto en la política exterior. Igualmente, trabajaremos con la UE donde coincidan nuestros intereses", dice la estrategia en alusión a la lucha contra el calentamiento global o la defensa del continente.

Johnson espera consagrar su giro estratégico hacia la región de Indopacífico con el viaje que hará a la India a finales de abril, en su primer gran desplazamiento desde el estallido de la pandemia.

Cuenta además con la celebración en junio del G7 (adonde ha invitado a países de la región como Australia, Corea del Sur y la India) y de la cumbre del clima COP26 en noviembre para tratar de ejecutar el reposicionamiento británico en el nuevo orden internacional.