La disputa del partido de fútbol entre las selecciones de España y Kosovo correspondiente a la fase de clasificación europea para el próximo Mundial de Catar 2022, que se disputa este miércoles en el estadio de La Cartuja de Sevilla ha trascendido lo puramente futbolístico al avivar la cuestión diplomática acerca del reconocimiento del estado kosovar.

El pequeño territorio balcánico de Kosovo es objeto de fuerte controversia en el mundo de las relaciones internacionales, al no existir consenso acerca de su consideración como país independiente.

El conflicto arranca a raíz de la Guerra de los Balcanes, que en la década final del siglo XX fue desembocando en la desintegración de la antigua Yugoslavia. Kosovo fue uno de los territorios más afectados por la contienda, con un sangriento enfrentamiento que se recrudeció en los años 1998 y 1999. Tras dicha guerra, el territorio quedó bajo el paraguas de la OTAN y logró germinar una autogestión de facto, hasta que en el año 2008 declaró de manera unilateral su independencia. Este hecho nunca fue reconocido por Serbia, que sigue considerándolo una provincia, aunque no interviene en su administración desde hace ya más de dos décadas.

Los motivos de España

De este modo, actualmente Kosovo está reconocido por algo más de la mitad de los estados miembros de la ONU (98 de 193), incluyendo países como Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Australia o la mayor parte (22 de 27) de la Unión Europea. Entre los que no han dado en los 13 años transcurridos desde la declaración unilateral, cabe resaltar, además del caso de Serbia, a Rusia, China... o España.

En el año 2010, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya dictaminó que la independencia de Kosovo "no viola el Derecho Internacional". Sin embargo, España no cambió su postura, alegando que lo hará cuando exista un acuerdo entre las dos partes, Kosovo y Serbia, al respecto.

En el trasfondo de esta decisión se encuentra la idea de no admitir una declaración unilateral de independencia, dado el paralelismo que podría darse con las distintas sensibilidades y movimientos nacionalistas existentes en el territorio español. España siempre ha tratado de evitar un reconocimiento que podría ser interpretado por determinados estamentos como un arriesgado precedente.

Qué ocurre con el fútbol

En el año 2016, la UEFA y la FIFA aprobaron por amplia mayoría la entrada de Kosovo como miembro de pleno derecho. Desde entonces, dicha federación compite entre las más de 50 reconocidas por la institución europea en todos los torneos internacionales.

"España no reconoce a Kosovo como Estado independiente y esa posición no cambia aunque la selección española de fútbol juegue en un torneo internacional contra el equipo kosovar"

Ministerio de Asuntos Exteriores

Cabe reseñar que no todos los miembros de UEFA y FIFA son estados independientes, destacando los casos de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte por motivos históricos, o los más recientes de las Islas Feroe o Gibraltar.

Sin embargo, a la diplomacia española este enfrentamiento le ha supuesto un problema que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha tratado de capear lo mejor posible. La postura oficial es clara: "España no reconoce a Kosovo como Estado independiente y esa posición no cambia aunque la selección española de fútbol juegue en un torneo internacional contra el equipo kosovar", cuestión que se reafirma desde el departamento dirigido por Arancha González Laya asegurando que "si nuestra posición cambia en algún momento será por razones mucho más sustantivas".

En todo caso, la simbología asociada a un partido internacional de selecciones (banderas, himnos...) genera un problema importante para las instituciones españolas, que en este primer enfrentamiento entre las dos selecciones absolutas de fútbol intentan minimizarlo no dando consideración de país a Kosovo en todas las referencias oficiales, y limitándose a apuntar en cualquier comunicación que a quien España se enfrenta es al "equipo de la Federación de Kosovo".