Un total de 28 personas, entre pasajeros y tripulantes, han perdido la vida este martes al estrellarse el avión en el que viajaban poco antes de aterrizar en un aeropuerto regional de la península de Kamchatka, en el Extremo Oriente de Rusia. El aparato, un Antonov An-26 propulsado por turbohélices, cubría la ruta entre Petropavlovsk de Kamchatka, la capital regional, y el pequeño asentamiento de Palana, al norte de la fría y despoblada península. Hace nueve años, otro aparato fabricado por la empresa Antonov y que cubría la misma ruta también colisionó, pereciendo todos excepto cuatro de las personas que viajaban a bordo.

La agencia Ria Nóvosti, citando a fuentes próximas de la investigación, ha citado las tres posibles causas del siniestro: "la meteorología adversa, un fallo técnico del avión o un error humano cometido por los pilotos". Los equipos de rescate encontraron los restos del aparato a unos nueve kilómetros del aeropuerto de destino. Algunos trozos de fuselaje llegaron a caer en el cercano mar de Okhotsk. La mayoría de los pasajeros era originaria de Palana, un pequeño y aislado asentamiento de apenas 3.000 habitantes en el norte de Kamchatka. La citada península comprende un territorio de tamaño similar a la isla de Gran Bretaña, aunque con una población equivalente a la de la ciudad de Córdoba.

El avión siniestrado pertenecía a una compañía aérea regional y llevaba en servicio desde 1982. El An-26 es un modelo que dejó de producirse en los años 80 por la industria aeronáutica soviética y podía ser destinado tanto a uso civil como militar. Su fiabilidad entre los pilotos es escasa, como lo prueba el elevado número de accidentes en los que se ha visto envuelto en los últimos años.