La alianza entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia -denominada AUKUS- para impulsar una asociación en materia de seguridad en la región del Indo-Pacífico con la que contrarrestar el dominio de China ha caído como un jarro de agua fría en la Unión Europea. No solo porque el pacto dinamita el contrato de venta de 12 submarinos diésel franceses a Canberra, que adquirirá a cambio submarinos nucleares estadounidenses, sino porque ha cogido totalmente desprevenido al club, el mismo día en que Bruselas ha hecho pública su estrategia para reforzar su presencia en una región que es el segundo destino de las exportaciones europeas y que acoge a cuatro de los diez principales socios comerciales de la UE.

"La Unión Europea no fue informada de esta iniciativa. Estamos en contacto con nuestros socios para saber más. Tendremos que discutir con nuestros socios sobre las implicaciones de esta iniciativa", ha explicado el portavoz de Josep Borrell, el alto representante para la política exterior de la UE, quien ha repetido que han abierto consultas, han pedido explicaciones a los aliados y que evaluarán la iniciativa a nivel europeo previsiblemente en la próxima reunión de ministros de exteriores de la UE que tendrá lugar la próxima semana.

El enfado en algunas capitales, en todo caso, es grande. "Esta decisión unilateral, brutal, imprevisible, se parece mucho a lo que hacía el señor [Donald] Trump", ha dicho enfurecido el ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, que ha dicho sentirse apuñalado por la espalda. "Este movimiento es inaceptable entre aliados que quieren desarrollar una asociación estructurada en el indopacífico", ha añadido.

Nueva estrategia

El anuncio de Washington, Londres y Canberra coincide con la presentación de la nueva estrategia de la UE para reforzar las relaciones con la región indo-pacífica, que descansa en buena medida en la cooperación con Australia, uno de los siete miembros del G-20 de la región junto con la India o Japón. Según Bruselas, el acuerdo a tres bandas no tendrá impacto en la política comercial ni en las relaciones de la UE con sus aliados. "Estamos analizando de qué va la alianza o qué tipo de cooperación incluye. Esto no afecta a las relaciones que tenemos con nuestros aliados", ha indicado la portavoz Dana Spinant descartando que vaya a tener un impacto sobre el acuerdo comercial que Bruselas negocia con Australia.