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Las tres preguntas clave sobre la crisis política en Portugal

Las divergencias en el refuerzo del Servicio Nacional de Salud, en la subida de los salarios y en la reforma laboral han provocado la crisis política en el país

El presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa.

El voto en contra del Partido Comunista Portugués (PCP) a los Presupuestos en Portugal este lunes han provocado una crisis política que llevará previsiblemente a la convocatoria anticipada de elecciones. El Gobierno socialista no ha conseguido convencer a sus antiguos socios, incluido el Bloco de Esquerda (BE) -que anunció este domingo su voto en contra- y no cuenta con mayoría suficiente en el Parlamento para aprobar las cuentas este miércoles. El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, iniciará contactos con las formaciones políticas y, en caso de no haber un acuerdo de última hora, disolverá el Parlamento.

¿Por qué se tambalea el Gobierno de Portugal?

A diferencia de las elecciones de 2015 -en las que el Partido Socialista (PS) llegó a un acuerdo de legislatura con el PCP y el BE, conocido como la 'geringonça'-, en 2019 los socialistas rechazaron un acuerdo a largo plazo y optaron por negociar los Presupuestos anualmente. Este rechazo provocó un distanciamiento entre el Gobierno y sus antiguos socios, a pesar de que los socialistas no cuentan con mayoría suficiente en el Parlamento para sacar adelante todas las iniciativas. De los 230 escaños de la cámara legislativa, el PS ostenta 108, a ocho de la mayoría absoluta, frente a los 19 del BE y los 12 de la coalición del PCP con los Verdes.

Los socialistas ya estuvieron cerca de fracasar en la aprobación de las cuentas en 2020, cuando el BE anunció su voto en contra y solo la abstención 'in extremis' del PCP consiguió viabilizar los Presupuestos y evitar las elecciones anticipadas. Todo apunta a que en esta ocasión no será posible evitar ese escenario.

¿Qué partes de los Presupuestos no gustan a la izquierda?

Tanto el PCP como el BE han sido especialmente críticos con las medidas del Gobierno en materia de sanidad. El Ejecutivo trató de convencer a los dos partidos con la aprobación la semana pasada de un nuevo Estatuto del Servicio Nacional de Salud (SNS), que trata de garantizar la dedicación plena de los sanitarios al servicio público con incentivos en materia de horarios y salarios. Los partidos de izquierdas critican, sin embargo, la falta de precisión de esta medida, cuyas condiciones están sujetas a la negociación con los sindicatos. Otras medidas como una mayor libertad de los hospitales para contratar personal también han sido criticadas por el sector sanitario, que las considera insuficientes. Tanto los médicos como los enfermeros han convocado huelgas para el próximo mes.

Los partidos de izquierdas también consideran insuficiente el aumento del salario mínimo hasta los 705 euros -una subida de 40 euros- previsto para el próximo año, con el objetivo de alcanzar los 850 euros en 2025. El líder del PCP, Jerónimo de Sousa, ha puesto como ejemplo las recientes subidas en España y Alemania, mucho mayores que en Portugal a nivel proporcional. En cuanto a las pensiones, los dos partidos también han criticado la subida de 10 euros anunciada por el Gobierno y apuestan por un recálculo de lo que perciben las personas que se jubilaron en el período de la troika.

El Gobierno tampoco ha accedido a otras propuestas en materia laboral, como la ampliación de las indemnizaciones por despido o de los días de vacaciones, que tratan de revocar lo implantado en los tiempos de intervención europea.

¿Cómo gobierna el Partido Socialista en Portugal?

El inicio de la nueva legislatura en 2019 supuso un cambio de rumbo del Gobierno socialista, que apostó por la contención del gasto y la estabilidad financiera. Una de sus principales preocupaciones ha sido la reducción del déficit y sobre todo de la deuda pública -superior al 135% del PIB-, una de las más altas de la Unión Europea. Esta apuesta por la contención ha supuesto mayores choques con los partidos de izquierdas, que han criticado el rescate de grandes compañías como Novo Banco y la aerolínea estatal TAP, que atraviesa graves problemas financieros agravados por la pandemia. El Gobierno insiste en que estas empresas son fundamentales para la economía portuguesa.

Los socialistas se han fijado un objetivo de déficit del 3,2% para el próximo año, más de un punto inferior que el de este año. En cuanto a la deuda, el Ejecutivo se ha fijado reducirla hasta el 123% del PIB en 2020.

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