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Empleo

Los trabajadores de EEUU sacuden el mercado laboral

Se están produciendo millones de renuncias, jubilaciones anticipadas, el retorno de la movilidad y la reorganización de prioridades

Personal del restaurante Caselluna de Nueva York entrevistan a aspirantes a trabajar en el establecimiento.

4,4 millones de personas dejaron sus empleos en septiembre en Estados Unidos, el 3% de la masa laboral. Era una cifra récord, superior a la anterior marca de 4,3 millones de dimisiones del mes previo. Era también la última muestra de un fenómeno que empezó a tomar forma en abril (cuando cuatro millones más abandonaron sus puestos de trabajo). Para definirlo se ha generalizado la expresión 'la Gran Renuncia', que acuñó el profesor de Administración de Empresas de la Universidad A&M de Texas Anthony Klotz, pero el término se ha quedado corto para explicar todo lo que está pasando en el mercado laboral estadounidense.

Ese mercado vive un momento tumultuoso, con cinco millones de empleos menos que antes de que empezara la pandemia y, a la vez, una demanda de trabajadores que en algunos sectores está superando a la oferta, con carteles de “se contrata” regando los escaparates de tiendas, restaurantes y otros negocios. Y en las alteraciones juegan un papel fundamental los trabajadores que por la pandemia han decidido reorganizar sus prioridades, reinventarse, recuperar la movilidad laboral, exigir mejores condiciones y salarios, anticipar su jubilación o, simplemente, abandonar “quemados”. Por eso cada vez se habla más también de 'la Gran Reevaluación', el 'Gran Replanteamiento' o el 'Gran Reinicio'.

“Yo lo llamaría el gran descontento del trabajador”, añade en una entrevista telefónica Brooks Holtom, profesor y decano asociado de la escuela de Negocios de la Universidad de Georgetown, que lleva 25 años especializado en el estudio del 'turnover', el cambio entre trabajos. “La mayoría de la gente se levanta cada mañana, se prepara, va a trabajar, hacen su trabajo, vuelven a casa a cuidar de sus familias. No se preocupan todos los días de si les gusta o no su trabajo, pero periódicamente pasan acontecimientos, como conseguir una oferta de trabajo, o un divorcio, que les hacen parar y pensar. Lo distinto sobre la pandemia”, añade Holtom, “es que todo el mundo a nivel mundial ha experimentado el ‘shock’, trabajando desde casa, con los niños en enseñanza remota... Y todo significa que más gente que nunca está considerando simultáneamente cómo se sienten respecto a su trabajo y su empleador”.

Trabajadores empoderados

Entre los trabajadores estadounidenses, empoderados, se detecta una especie de renovado optimismo, la idea de que “se puede conseguir algo mejor” en un país donde los sueldos llevaban cayendo cinco décadas y ha proliferado el modelo de la 'gig economy' y de autónomos que funcionan sin prestaciones. Es algo que puede vincularse también al buen momento que vive el movimiento sindical, que según una encuesta de Gallup se encuentra en su nivel de aprobación más alto desde 1965 y ha estado sacando músculo con una ola de organización y huelgas.

Philip Kane, consejero de una consultora, escribía en un artículo reciente que esos trabajadores han tomado la “decisión de dejar de aceptar lo inaceptable”. Y los datos muestran que para conseguir o retener trabajadores se han subido los sueldos, especialmente en los sectores con trabajadores de baja preparación y salarios más bajos, aunque en la práctica la disparada inflación (6,2% anual en octubre, la aceleración más alta en 30 años) está borrando muchas de esas ganancias.

En EEUU parece haber acabado también el estigma que rodeaba a los cambios de trabajo y eso explica datos como los de una encuesta que realizó la empresa ZipRecruiter, donde un 62% aseguraba que se está planteando ese cambio. Y retorna una movilidad que no es nueva. En los años 60 y 70 del siglo pasado en EEUU la gente dejaba sus trabajos más que ahora, y solo en los 80 empezó el estancamiento con la gente que se quedaba en empleos malos o insatisfactorios por miedo a que no les cubriera la red social, endeble en un país que, por ejemplo, no tiene siquiera una baja pagada por enfermedad.

Un fenómeno diverso

Cerca de la mitad de los puestos de trabajo que se abandonaron en septiembre estaban en ocio y restauración (con arte, entretenimiento y restauración en lo más alto de la lista), seguidos por áreas como comercio, transporte y venta minorista. También se están produciendo muchas dimisiones en educación y servicios de salud, este último un campo que según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales han abandonado medio millón de trabajadores desde febrero del año pasado. Y, aunque en menor medida, también están diciendo adiós a sus trabajos empleados en servicios profesionales y empresariales, incluyendo muchos en puestos altos.

Hay, no obstante, diferencias por regiones y entre sectores, por edad o por cualificaciones de los trabajadores. Y aunque las cifras de dimisiones están en marcas históricas, muchos analistas advierten de que faltan datos (la Oficina de Estadísticas Laborales del Gobierno solo las recoge desde el año 2000). Los abandonos ya estaban en cifras récord en 2019, antes de la pandemia. Y cuando tras la Gran Recesión la economía se recuperó, también subieron las dimisiones.

Holtom opina que lo que está sucediendo “no es un giro permanente, es una dinámica del mercado”. Remarca que el laboral es como el de la vivienda o el del petróleo, con flujos y contracciones. “Ahora los trabajadores tienen relativamente mucho poder porque ha habido muchas dimisiones y hay muchos puestos abiertos, pero en cuatro años si tenemos, por ejemplo, una recesión global, el equilibrio de poder volverá a los empleadores y los trabajadores se quedarán cogiendo lo que puedan”. Otros advierten también de que se corre el peligro de que se intensifique la automatización y no vuelvan algunos de los puestos de trabajo.

El experto también cree que el modelo híbrido de trabajo presencial y remoto continuará, especialmente para los trabajadores con más alto nivel de formación y en los sectores donde desempeñar las funciones a distancia es relativamente fácil y cuando beneficie al empleador. En cuestión de género, especialmente cuando en la pandemia las mujeres han dejado el mercado laboral el doble que los hombres, Holtom identifica “más demanda o expectación de las mujeres para flexibilidad sobre dónde o cuándo se trabaja”.

La era de oro de las jubilaciones

Durante la pandemia la población jubilada en Estados Unidos ha aumentado en tres millones de personas, el doble de lo habitual. En muchos casos se ha adelantado la edad de jubilación, un fenómeno al que han contribuido las ayudas federales que se dieron en la pandemia, ganancias en los mercados que han engordado los planes de pensiones, la importante revalorización de la vivienda (del 20% de media pero hasta del 50% en algunas zonas del país) y, también, los miedos por los efectos en la salud del virus.

Es una nueva era de oro de las jubilaciones que, además, tiene particularidades como una detectada por un análisis de 'The Washington Post': muchos están retrasando los cobros de la seguridad social, apoyándose en el colchón acumulado en la pandemia para asegurar pagos mayores más adelante.

Esa comodidad no es, en cualquier caso, generalizada y un estudio reciente del Boson College recordaba que más de un tercio de los estadounidenses de entre 65 y 69 años no tiene ahorros para garantizar un año de cuidados médicos mínimos.

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