"Yo vengo de una familia católica, estudié en un colegio católico, pero no tengo por qué imponer mis condiciones religiosas al resto de la sociedad chilena". El voto a favor del senador independiente Pedro Araya marcó el tono de una jornada histórica en Chile. En tiempo récord, y después de cuatro años de demoras y obstáculos, el Congreso aprobó este martes la ley de matrimonio igualitario. Primero lo hizo el senado (21 de sus integrantes dijeron sí, ocho se opusieron y tres se abstuvieron), y luego la cámara de diputados con 92 votos a favor, 20 en contra y dos abstenciones. Las palabras de Araya, durante su discurso, formaron parte del sentido común de la gran mayoría de los legisladores: se trató de una largo y difícil camino que terminó por vencer a las opiniones más conservadoras.

De esta manera, Chile pasa a ser el noveno país de América en legalizar la unión entre personas de un mismo sexo, junto con Argentina, Costa Rica, Ecuador, Colombia, Brasil, Uruguay y Argentina, así como Canadá y Estados Unidos en la región norte. En México, una ley de esa misma naturaleza rige en 14 de sus 32 estados. "Estamos llegando a un día en que somos mejor como país y como sociedad", señaló la senadora de la Democracia Cristiana Ximena Rincón, quien fue interrumpida por los gritos de algarabía del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).

Cambio de opiniones

Cuatro años atrás, ese escenario de júbilo parecía imposible. "No puede ser que los prejuicios antiguos sean más fuertes que el amor", señaló en agosto del 2017 la entonces presidenta Michelle Bachelet al remitir al Congreso la iniciativa que acaba de convertirse en ley. El estallido social de noviembre de 2019 y las condiciones políticas que condujeron a la instalación de la actual Asamblea Constituyente no son ajenos al cambio de opiniones en buena parte del país.

"Hoy pienso que debemos profundizar sobre el valor de la libertad, incluyendo la libertad de amar y formar una familia con el ser amado", llegó a decir el presidente Sebastián Piñera en julio pasado, cuando reclamó que el proyecto tuviera una discusión parlamentaria inmediata. El giro de Piñera desconcertó a la derecha. Parte del oficialismo no acompañó la ley. “Esto nos permite avanzar en derechos para todos/as", dijo la ministra de Desarrollo Social y Familia, Karla Rubilar. La norma permite que los matrimonios del mismo sexo puedan adoptar, pero cerró la puerta al vientre de alquiler.

La ultraderecha en apuros

"Hoy es un día de alegría y un día de libertad", consideró por su parte el senador oficialista Felipe Kast. Su tío, José Antonio Kast, debió escucharlo en estado de furia. El candidato de la ultraderecha en la segunda vuelta presidencial del 19 de diciembre ha mantenido hasta hace pocas horas un discurso fuertemente homófobo y contra las cuestiones de género, al punto de haber prometido eliminar el Ministerio de la Mujer. Su caída en las encuestas, varios puntos detrás del joven diputado de izquierdas, Gabriel Boric, le obligaron a moderar sus expresiones. Pero el hijo de un exoficial nazi se fijó un límite de tolerancia que no puede traspasar. "Para nosotros el matrimonio es entre un hombre y una mujer. El Parlamento ha tomado una decisión mayoritaria que no hará que cambie nuestras convicciones".