Son ya 14 las reuniones que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el órgano encargado de mantener la paz y la seguridad mundial, ha celebrado sobre la guerra de Ucrania. La de este martes, como las anteriores, ha demostrado la parálisis ante la crisis del Consejo, donde Rusia, el país que ha iniciado la guerra, es uno de los cinco miembros permanentes con derecho a veto. No obstante, esta última sesión, que ha llegado en la estela de informaciones e imágenes demoledoras provenientes de Bucha tras la retirada de las tropas rusas, han elevado la conciencia sobre las atrocidades de este conflicto. Y ha permitido por primera vez dirigirse directamente al Consejo a Volodímir Zelenski, el presidente ucranio, que ha urgido a que se celebre un proceso similar al de Nuremberg para investigar y juzgar a Rusia por crímenes de guerra.

"Las fuerzas armadas rusas y los que les dieron órdenes deben ser llevados inmediatamente ante la justicia por crímenes de guerra en Ucrania", ha dicho Zelenski, que ha asegurado que en su país "se están cometiendo los peores crímenes de guerra que hemos visto desde la Segunda Guerra Mundial" y ha afirmado que lo visto en Bucha es "uno de los muchos ejemplos de lo que los ocupantes han estado haciendo en nuestra tierra 41 días". Ha hablado concretamente de civiles "aplastados por tanques mientras estaban en sus coches en mitad de la carretera", de "mujeres violadas y asesinadas frente a sus hijos, a las que se arrancó la lengua" y otros actos de barbarie.

"Cualquiera que ha dado órdenes criminales o las ha ejecutado debe ser llevado ante un tribunal que sería similar a los de Nuremberg", ha declarado Zelenski, algo que ya sugirió en uno de sus discursos a su propia nación a finales de marzo.

"Reformarse o disolverse"

La intervención de Zelenski, realizada justo antes de intervenir ante el Congreso de España, también le ha servido para poner al Consejo de Seguridad y a la ONU en general frente al espejo de su incapacidad de actuar dada su estructura y para realizar directamente una apelación a su reforma. Asegurando que Rusia ha transformado su poder de veto en "el derecho a morir", Zelenski ha pedido que se le saque del Consejo "para que no pueda bloquear decisiones sobre su propia guerra". Pero ha asegurado también que "es obvio que la institución clave del mundo para proteger la paz no puede funcionar efectivamente".

"Es hora de transformar el sistema" completo de la ONU, ha asegurado Zelenski. "Si no hay nada que hacer más que hablar", ha dicho, lo que tendrían que hacer es "disolverse enteramente".

Zelenski ha pedido "una representación justa en el Consejo de Seguridad de todas las regiones del mundo" y ha dicho que "no puede haber más excepciones o privilegios, todo el mundo debe ser participante igualitario en las relaciones internacionales sin que importe su fuerza económica, su área geográfica o sus ambiciones individuales". Y su discurso luego ha sido aplaudido por los representantes ante la ONU de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, otros tres miembros con derecho a veto, pero las tres naciones han frenado también hasta ahora los intentos de acabar con la estructura vigente. Y, pese a la guerra de Ucrania, nada indica que Washington, Londres o París estén dispuestos a perder su propio privilegio.

La versión rusa

La sesión de este martes ha servido una vez más, también, para mostrar la determinación de Rusia de usar la ONU como altavoz de su propia versión de la guerra. No mucho después de que se emitiera un vídeo preparado por Ucrania con gráficas imágenes de cadáveres en Bucha, Irpin y otras localidades por las que han pasado las tropas rusas, el representante del Kremlin, Vasili Nebenzia, ha insistido en afirmar que las acusaciones de atrocidades son "mentiras", en que la barbarie la han cometido los propios "nazis y radicales" ucranios y en culpar de distribuir "noticias falsas" a medios como The New York Times, que el lunes realizó una verificación de imágenes de satélite para confirmar que los cadáveres estaban en Bucha cuando las tropas rusas estaban allí.

De nuevo Moscú ha contado también con el respaldo a su mensaje, parcial pero fundamental, de China, el quinto miembro con derecho a veto en el Consejo. Y el embajador de Pekín ante la ONU ha asegurado que aunque las informaciones que llegan de Bucha son "perturbadoras", ha añadido que "las circunstancias y causas deberían aclararse". "Antes de sacar conclusiones las partes deberían actuar con cautela y evitar acusaciones infundadas", ha declarado, pidiendo "contención".