El diputado conservador, de nombre desconocido por ahora, tenía la mirada fija en el móvil. El vídeo porno que estaba viendo le debía parecer más estimulante que el debate en marcha en la Cámara de los Comunes. Mientras pasaba el rato, una colega con cargo en el gobierno se percató de lo que hacía. Otra diputada ‘tory’ lo confirmó. Ambas señalan que no era la primera vez que tal cosa ocurría. El incidente, ahora investigado, se supo el martes y llovía sobre mojado. Era otro ejemplo de lo que tienen que aguantar las mujeres en la vida política y la cultura machista en el parlamento británico.

Hacer 'un Sharon Stone'

 Dos días antes del porno, en el dominical ‘Mail on Sunday’ un grupo anónimo de parlamentarios, también conservadores, había acusado a la número dos del Partido Laborista, Angela Rayner, de tratar de distraer al rijoso Boris Johnson, cruzando y descruzando intencionadamente las piernas al estilo Sharon Stone. El periódico, sensacionalista y ultraconservador, ilustraba la historia con una foto de la diputada y otra de la actriz en la famosa pose de Instinto Básico. A lo degradante de la insinuación se añadía otro mal endémico de la tropa que lidera Johnson: el clasismo. “Ella sabe que no puede competir con Boris debatiendo en Oxford Unión, (la conocida sociedad privada frecuentada por estudiantes de la Universidad de Oxford), pero sabe que tiene otras dotes que él no posee”, decían sus difamadores. Moraleja: si ha llegado a algo es gracias a utilizar su cuerpo. Lo de siempre.

Rayner, nacida en un barrio obrero a las afueras de Mánchester, dejó a los 16 años la escuela estatal en la que estudiaba, cuando se quedó embarazada de su primer hijo. Antes de dedicarse a la política fue sindicalista y se sitúa en el ala izquierda del laborismo. Lejos de no dar la talla, en sus intervenciones frente a Johnson, cuando sustituye con cierta frecuencia al líder Keir Starmer, contrataca rápidamente con un toque burlón que descoloca al Primer Ministro.

Arma secreta 

La misoginia en los vetustos pasillos del Palacio de Westminster no es exclusiva de los conservadores. Una diputada laborista, considerada una estrella en alza, escuchó como un colega achacaba ese éxito a la posesión de “un arma secreta” a la hora de recaudar votos en las elecciones. “Las mujeres quieren ser sus amigas y los hombres acostarse con ella”, comentó durante un evento. 

Denuncias y cárcel

En la actualidad hay 56 diputados británicos, incluidos tres miembros del gobierno, investigados por el organismo parlamentario de quejas, por conducta sexual inapropiada, que va de los comentarios humillantes, las alegaciones de acoso, a la petición de favores sexuales. La conducta de ciertos políticos entra a veces en el terreno delictivo. El conservador Imran Ahmad Khan dejará definitivamente su escaño este sábado después de ser condenado por abusar de un menor de 15 años. A finales de mayo conocerá la sentencia del juez. Otro de sus colegas, el que fuera diputado por Dover, Charlie Elphicke, está en la cárcel cumpliendo condena por agresión sexual a dos mujeres. Una de ellas trabajaba en el Parlamento.