“Maternidad por elección, no por la fuerza”. “No retrocederemos”. Los mensajes los ha pintado en un paraguas verde Sheryl, una mujer de 61 años. Como decenas de miles de personas en todo Estados Unidos, este sábado ha salido a las calles con su esposo Charlie y su hijo Cole, de 17 años, en su caso en Nueva York, para sumarse a una de las 380 manifestaciones, marchas y actos de protesta convocados en todo el país para defender el derecho al aborto.

Es la primera gran muestra nacional de repulsa a lo que, según la reciente filtración de un borrador, será la sentencia de la mayoría conservadora del Tribunal Supremo que acabará con 49 años de precedente de protección constitucional para el aborto que estableció en 1973 la sentencia ‘Roe v Wade’ y ratificó en 1992 ‘Casey v Planned Parenthood’. De confirmarse esa decisión, devolverá a los estados la regulación del aborto. Al menos en 26 controlados por los republicanos, se ilegalizará o restringirá severamente de forma inmediata o rápida.

“Esto es una amenaza, una guerra. Han empezado una guerra cultural. Ahora tenemos talibanes estadounidenses”, asegura Sheryl, que lamenta el retroceso y recuerda el caso de su bisabuela Dora, una inmigrante alemana que tuvo cinco hijos y murió al intentar abortar por su cuenta. También subraya que la aparente decisión del Supremo no responde al sentir mayoritario de los estadounidenses, una afirmación respaldada por los sondeos. Según los del Centro Pew y Gallup, entre el 61 y el 78% de los encuestados expresan la defensa de que el aborto sea legal en todos los casos o con algunas limitaciones.

"Manifestarse, donar y votar"

En las calles de Nueva York este sábado hay “rabia”, “indignación” y determinación de resistencia. “Nunca dejaremos de luchar”, asegura Jasmine, una joven negra de 25 años, que reconoce que aunque no esperaba una sentencia como la que se augura del Supremo tampoco se sorprende. Y aunque dice que es “descorazonador”, y afirma que “ser madre debería ser una opción”, ofrece también un camino de futuro: “manifestarse, donar a organizaciones como Planned Parenthood y votar. Nosotras hacemos el cambio”, dice.

Es la misma apuesta que hace Laila, de 21 años, que como muchas y muchos manifestantes consultados en Nueva York expresa frustración con la actuación hasta ahora del Partido Demócrata. “Nos movilizaremos en noviembre”, dice la joven en referencia a las elecciones legislativas de medio mandato, donde está en juego entre otras cosas el control del Congreso, “pero no será por los demócratas, será por nosotras. No tengo absolutamente ninguna confianza en ellos”.

“Los demócratas son parte del problema, no han hecho su trabajo, solo han dado palabras vacías”, dice también en Nueva York Linda Sarsour, una conocida activista que fue una de las organizadoras de la Marcha de las mujeres que se celebró en Washington el día siguiente a la toma de posesión de Donald Trump. Entonces los derechos reproductivos fueron uno de los temas sobre el que más preocupación mostraron las manifestantes. Y la selección por parte de Trump de tres jueces del Supremo (Neil Gorsuch, Brett Kavannaugh y Amy Coney Barrett), que junto a Samuel Alito y Clarence Thomas firman la sentencia del Supremo según el borrador, ha acabado dándoles la razón.

Privacidad y primera enmienda

Desde la filtración se han producido protestas pacíficas frente a las casas de algunos de esos magistrados, así como frente a la del presidente del Supremo, el conservador John Roberts. Estas han indignado a los republicanos, que piden prohibirlas. También llevó a Jen Psaki, hasta el viernes portavoz de la Casa Blanca, a asegurar que el presidente Joe Biden quiere “que se respete la privacidad de la gente”. “Los jueces deben ser capaces de hacer sus trabajos sin preocupación por su seguridad personal”, tuiteó.

Para algunos manifestantes en Nueva York, es paradójica la llamada al respeto a la privacidad o a mantener el "civismo", e hipócrita la postura de los republicanos. “Durante años ha habido gente acosando a las mujeres que iban a una clínica para un aborto, se les ha escupido, agredido físicamente, bloqueado... Estas protestas son la primera enmienda”, defiende Jeane Newhouse.

A los 70 años, esta mujer considera “alarmante” tener que estar “haciendo esto otra vez”, en referencia a la lucha que ya libró en los años 60 y 70 por lograr un derecho que ahora está a punto de perderse. Advierte que “será peor que antes porque ahora van a por todo: anticonceptivosembarazos ectópicoscriminalización de las mujeres...”. Y John, su marido, advierte como han hecho muchos expertos de que la ola conservadora no se detendrá en el aborto: “Este es solo el primer paso de lo que van a intentar hacer el Supremo y el Partido Republicano”, dice. “Luego vendrán el matrimonio homosexual, los derechos de voto...”