El indigerible balance del tiroteo en una escuela de primaria de Uvalde, localidad de 16.000 habitantes del estado de Texas, a manos de un joven de 18 años, con 19 niños y dos profesores muertos, ha vuelto poner el foco en un sector, el de las armas, que no conoce crisis en EEUU, y un fenómeno, el de los tiroteos masivos indiscriminados, que experimenta también un aumento inquietante.

Según el último informe de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, en sus siglas en inglés), la producción de armas se ha triplicado en 20 años. El documento, hecho público hace una semana, tras la matanza racista de Buffalo en la que murieron 10 personas, consigna que en 2020 se fabricaron 11.063.910 armas en Estados Unidos. En 2000 fueron 3.932.734.

La ATF, que se queja en su informe de falta de personal y financiación en comparación con otras agencias como la DEA o el FBI, también destaca que entre 2016 y 2021 la policía se incautó de más de 45.000 artefactos sospechosos de ser de fabricación casera, más conocidos como "armas fantasma". Casi la mitad de estos, unos 20.000, fueron recuperados solo en 2021.

Para supervisar a más de 88.000 titulares de licencias federales de armas de fuego, la AFT solo cuenta con 655 investigadores.

Más armas que habitantes

A estos alarmantes datos se suma el hecho de que en EEUU hay más armas que habitantes. Según una investigación de la organización independiente Small Arms Survey, en 2018 se contabilizaban casi 400 millones de armas frente a 326 millones de ciudadanos. De estas, solo estaban registradas oficialmente poco más de un millón.

Estas cifras, sin embargo, podrían ser muy superiores, pues en 2020 se batió un récord de venta de armas, con 22,8 millones, y en 2021, el segundo mejor año de la industria, se vendieron 11,9 millones, según datos de Small Arms Analytics and Forecasting.

En paralelo, el FBI publicó este mismo lunes un informe sobre el aumento de los tiroteos indiscriminados en 2021, en su argot "tiroteos activos", que engloban todos aquellos incidentes en que "una o más personas participan activamente en matar o intentar matar a personas en un área poblada". En concreto, el año pasado se identificaron 51 ataques de estas características que segaron la vida de 103 personas e hirieron a otras 130, lo que supone un aumento del 52% respecto a 2020.

El Gun Violence Archive, por su parte, ha contabilizado 215 tiroteos masivos -aquellos en que cuatro o más personas son disparadas con un arma de fuego- desde principios de año, de los que 10 se saldaron con cuatro o más muertes. El año pasado, el balance fue de 693 tiroteos masivos, en 28 de los cuales se registraron cuatro o más muertes, pero ninguno llegó a superar las 10 víctimas mortales. "Hay más asesinatos en masa que días al año", abundó este martes el senador demócrata por Connecticut Chris Murphy en su sentido discurso tras conocerse la matanza de Texas.

Compradas legalmente

En su informe, el FBI hace hincapié en que la mayor parte de las armas utilizadas en los tiroteos indiscriminados son compradas legalmente, aunque posteriormente sus usuarios las modifican para aumentar su velocidad de disparo y la capacidad de carga.

Y destaca una tendencia alarmante, pues cada vez más tiradores "activos" se desplazan de un lugar a otro en busca de víctimas. A este grupo les han bautizado como tiradores "ambulantes". Es el caso del acusado de asesinar a ocho personas en un salón de masajes y dos balnearios en la ciudad de Atlanta en marzo del año pasado.