El jueves en la noche, en el canal de Telegram de Dmitri Medvédev, apareció un 'meme'. En este se veía la cara del dimisionario primer ministro británico Boris Johnson, luego la del italiano Mario Draghi, que también se ha encaminado por el mismo camino de su colega de Reino Unido, y, a continuación, un gran signo de interrogación en la sucesiva casilla. Medvédev, hoy vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, reaccionaba así, alrededor de una hora después de que el primer ministro transalpino comunicara su intención de dimitir como jefe del Ejecutivo italiano. Una provocación que bastó para que rápidamente el choque entre Roma y Moscú se hiciese venenoso y notorio. 

Mario Draghi ha dado pasos hacia un alejamiento de Italia de Rusia. Pero esto le valió uno de los primeros grandes enfrentamientos con el Movimiento 5 Estrellas (M5E), la formación que ahora puede hacer caer a su Gobierno y que se opuso a la entrega de armas a Ucrania. Aún así, Draghi defendió esos envíos a Kiev, y además puso en marcha una estrategia para buscar alternativas a la dependencia italiana del gas ruso. Los acuerdos para aumentar el gas procedente de Argelia, país al que el líder italiano viajará este próximo lunes es un ejemplo. De esta manera, Draghi redujo la dependencia de Moscú del 40% al 25%, siendo aún así esta cifra problemática si Moscú decide interrumpir completamente los suministros a Italia.

Luigi Di Maio, el ministro de Relaciones Exteriores de Italia ha dicho que "en Moscú ahora están festejando porque Draghi ha dimitido. Autocracias: 1. Democracias: 0”, dijo. “Medvédev ha brindado, se ha puesto contento porque le han entregado la cabeza de Draghi a (presidente ruso, Vladímir) Putin”, continuó. La réplica llegó igualmente rápido, por boca de María Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso. “Dado que el ministro de Exteriores de Italia se permitió mencionar Rusia en el marco de su crisis de Gobierno, le respondo que yo le auguro al pueblo italiano un Gobierno que se ocupe de resolver los problemas creados por sus predecesores y que no sirva los intereses de los estadounidenses”, dijo Zajárova, en declaraciones a la agencia italiana AGI. Rusia “intenta desestabilizar la Unión Europea (UE) y sus estados miembro”, continuó, por su parte, el portavoz del Servicio Exterior europeo, Peter Stano, preguntado sobre la cuestión. 

Malas relaciones

Palabras insólitamente duras, y claras, que reflejan el mal estado de la relación entre Rusia y los países europeos por la guerra de Ucrania, muchos de los cuales han aprobado sanciones contra Moscú o enviado armas para apoyar al ejército ucraniano. Pero también palabras entre dos países que han tenido vínculos incluso durante la Guerra Fría (en ese entonces, a través del hoy difunto Partido Comunista Italiano (el PCI, uno de los más influyentes en la Europa occidental), pero luego, en la actualidad, a través de contactos entre distintas fuerzas políticas (Matteo Salvini, de la ultranacionalista Liga, ha sido uno de los más activos en años más recientes). Y todo esto sumado a la arraigada relación económica ruso-italiana, ahora dañada por el conflicto iniciado por Putin en Ucrania. 

Un ejemplo, basado en cifras de Eurostat que solicitó EL PERIÓDICO: de 2012 a 2021 el total del valor de las exportaciones de Italia a Rusia han equivalido a 8.200 millones de euros al año de promedio. Siendo esta cantidad mucho más alta que la de países como España (2.100 millones de promedio) y Francia (6.100 millones), y más baja que la de Alemania (27.400 millones). Lo que explica la diferente repercusión económica de la crisis con Moscú, más aún que, en el caso de Italia, gran parte del daño ha afectado a industrias estratégicas para la economía del país transalpino: el sector textil, el de la alimentación, y el de la producción de maquinarias. De igual manera, pero a la inversa, Moscú también tenía antaño en Italia un gran comprador, eso antes de las baterías de sanciones contra Rusia.