Aunque tiene el dinero suficiente para pagar el tratamiento médico de su padre, Basam al Sheikh Hussein es incapaz de hacerlo. El libanés de 42 años tiene unos 210.000 dólares en ahorros atascados en el banco a los que no puede acceder. En los últimos meses, ha tenido que observar, paralizado, el deterioro de su padre pero este jueves ha decidido pasar a la acción. Basam al Sheikh Hussein ha rodeado con combustible una sucursal de su banco en Beirut y ha amenazado con prenderse fuego a sí mismo, a los seis rehenes y al banco si no le daban su dinero.

Durante seis largas horas, la capital libanesa ha presenciado el nacimiento de un héroe. Hussein se ha convertido en una especie de Robin Hood. Alrededor de la sucursal bancaria, se han concentrado decenas de personas para mostrarle su apoyo. El Líbano sufre una grave crisis económica desde el 2019. Los bancos, entonces, empezaron a aplicar medidas oficiosas de control de capitales. A día de hoy, la población libanesa solo puede retirar 50 dólares cada dos semanas de sus cuentas bancarias.

Esos míseros 100 dólares al mes no le alcanzan a Hussein para los 50.000 que necesita su padre enfermo. Cuando el jueves pidió acceso al empleado bancario a sus ahorros y le fue negado, ha sacado el arma y ha empezado a gritar que sus familiares estaban en el hospital. Junto a seis rehenes, se ha encerrado en la sucursal del Banco Federal del barrio de Hamra en Beirut. Mientras mantenía a cinco empleados del banco y un cliente consigo, Hussein ha negociado durante seis horas con la policía. 

Finalmente, el banco ha aceptado dar 30.000 dólares al nuevo Robin Hood libanés, según ha informado su hermana en medios locales. Al salir entre vítores de la sucursal, las autoridades le han arrestado. Por ahora, sigue bajo custodia policial. Este viernes su familia ha exigido su liberación pese a que se le prometió que si se entregaba, sería puesto en libertad ese mismo día. La ciudadanía libanesa sigue pendiente de su nuevo héroe, de esta víctima de la desesperación y la injusticia.

Una de las peores crisis desde el 1850

Pero Hussein no ha sido el único libanés en tomarse la justicia por la mano. En enero, otro cliente se encerró con decenas de rehenes, empleados y clientes, en un banco en la zona del valle de la Becá cuando se negaron a pagarle su dinero. Tras recibir la suma de dinero que había exigido, el depositante se entregó a las fuerzas de seguridad. Son pocos los incidentes de este tipo en comparación a lo dramático de la situación. Desde hace tres años, el Líbano protagoniza una de las peores crisis económicas del mundo de los últimos 150 años.

Según las Naciones Unidas, el 80% de la población está bajo el umbral de la pobreza. A la trágica situación económica, se le sumó la explosión del puerto de Beirut en plena pandemia. A principios de mes se cumplieron dos años de la tragedia sin que se haya condenado a ningún culpable. En los últimos años, la moneda local se ha devaluado un 90%, ahogando aún más a la población libanesa. Miles de personas han perdido todos sus ahorros en el banco. Abocadas en la desesperación, ven en atrevidos como Hussein la respuesta a esta vida condenada por las injusticias y la corrupción de los poderosos.