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Elecciones italianas

Giorgia Meloni, la mujer que pone a temblar a Italia (y al mundo)

La jefa de Hermanos de Italia, partido favorito para ganar las elecciones a finales de este mes, pertenece a la derecha posfascista desde los 15 años

La líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni. Reuters

Hasta hace poco, en España, Giorgia Meloni (Roma, 45 años), la presidenta del partido de extrema derecha populista Hermanos de Italia, era prácticamente una desconocida; y, sin embargo, su nombre es hoy imposible de ignorar. Esto vale no solo para Italia, sino para todos los países europeos. Porque la cúspide de la carrera de Meloni coincide con un escenario que pone los pelos de punta a las capitales de los principales países occidentales y democráticos: la posibilidad, muy concreta según las encuestas, de que esta política, nacida al calor de los reminiscencias del posfascismo, gane las elecciones el 25 de septiembre en Italia, un país fundador de la Unión Europea (UE).

Semejante realidad resulta asombrosa teniendo en cuenta ya no sólo el molde ideológico radical de Meloni, sino el vertiginoso ascenso de Hermanos de Italia. Un partido fundado en 2012 que, en las elecciones europeas de 2014, alcanzó un decepcionante 3,67% de los votos, y que, en las generales italianas de hace cuatro años, obtuvo a duras penas el 4,35%; esto es, alrededor 20 puntos menos que la intención de voto señalada actualmente por diversas empresas de sondeos.

Crecimiento récord

Hay un hecho que los analistas suelen repetir para dar una respuesta al cómo Meloni ha llegado hasta aquí: que en dos ocasiones renunciara, en momentos difíciles para Italia, a integrar Ejecutivos que le habían abierto la puerta. Ocurrió cuando en 2018 el populista Movimiento 5 Estrellas (M5E) se alió con la también derechista Liga de Matteo Salvini. Y pasó de nuevo con el nombramiento en 2021 como primer ministro del exbanquero Mario Draghi, quien había pedido un Gobierno de unidad nacional. Las turbulencias ocasionadas por las catástrofes de estos años —primero la pandemia y luego la guerra en Ucrania—, y su impacto en la población, han coincidido con el crecimiento récord de Hermanos de Italia.

Sin embargo, este acelerado éxito no ha sido fruto de la improvisación; Meloni, desde tiempo no es una novata de la política. Por el contrario, sus orígenes políticos y su vínculo con la derecha posfascista, tienen raíces profundas, que remiten a su propia situación familiar. Una historia que inicia en una familia humilde, con un abuelo siciliano que emigra a Roma para garantizarse un puesto de funcionario público, y una madre soltera abandonada por un padre de la Roma rica, que prefería navegar por el mundo a pasar tiempo con sus hijas. Un agravio que dañó su relación con su progenitor desde los 11 años, después de una discusión en la isla de La Gomera (Canarias), a la que Meloni había viajado en más de una ocasión hasta ese momento y donde aprendió a hablar en español.

Es en este contexto en el que Meloni llegó a afiliarse, con apenas 15 años y durante los tempestuosos años de los escándalos de corrupción, al movimiento juvenil del posfascista Movimiento Social Italiano (MSI) de Garbatella, entonces uno de los barrios más pobres y de izquierdas de Roma. "No pensé que llamando a la puerta blindada del Frente de la Juventud encontraría mi segunda familia. Una familia sin duda más numerosa que la mía de origen", relata Meloni en su gruesa autobiografía.

Meloni no teme llevar la contraria y defender a una derecha dura, con un bagaje ideológico conservador y católico, nacionalista y centralista

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En efecto, como ella misma cuenta, los últimos años de la secundaria son también su primera escuela política. Son años difíciles en Roma, los viejos sistemas del siglo XX se están desmoronando, y Meloni no teme llevar la contraria y defender a una derecha dura, con un bagaje ideológico conservador y católico (admira a Juan Pablo II y a Benedicto XVI), nacionalista y centralista. Y lo hace incluso en los círculos más hostiles a su forma de ver el mundo, algo que llama la atención. "La echábamos de las reuniones estudiantiles pero ella volvía una y otra vez", confiesa un antiguo militante de izquierda.

Carrera política

Así llegan los primeros resultados. Con tan solo 21 años, logra obtener un escaño como consejera en la diputación de Roma, representando a Alianza Nacional (AN), el partido entonces heredero directo del MSI, y forja también una sólida amistad con Francesco Lollobrigida, nieto de la famosa actriz Gina, marido de la hermana de Meloni, Arianna, y considerado hoy uno de los ‘coroneles’ de Hermanos de Italia. El ascenso de la política empieza entonces a ser imparable. En 2006, tiene solo 29 años, pero aún así Gianfranco Fini, entonces líder de AN, le pide ser vicepresidenta del Congreso. Dos años después, con una exposición mediática ya bastante elevada, la eligen ministra de Juventud, un cargo que ocupa de 2008 a 2011.

Es otro momento trascendental de su trayectoria. Tras la abrupta caída del Gobierno de Silvio Berlusconi, junto con un grupo disidente del Pueblo de las Libertades (partido fundado en 2007 de la fusión de Forza Italia y AN), Meloni critica que Berlusconi dé su apoyo al Gobierno del tecnócrata Mario Monti, y crea a Hermanos de Italia. El grito al cielo ya entonces va al corazón de la UE, a la ella que responsabiliza por la crisis, en tanto nace el vínculo con Santiago Abascal, el líder de Vox, y el entonces gurú de Donald Trump, Stephen Bannon. Con la UE, "estoy enfadada (…) por aquellos que la convirtieron en un parque de diversión de tecnócratas y banqueros", dirá después. De ahí también el miedo que provoca.

Romper con la UE

Nadie tiene certezas sobre el camino que emprenderá Italia después del 25 de septiembre, día de los comicios en el país. Durante la campaña electoral, la ultraderechista a menudo ha repetido que no quiere romper con la Unión Europea ni salir del euro. Pero también ha insistido en que su intención es defender la primacía del interés nacional italiano, y ha hecho propuestas que suponen potenciales conflictos futuros con otros países del club europeo y con Bruselas. “¿Le preocupa a Europa que Meloni esté en el Gobierno? Se acabó la diversión, defenderemos a Italia”, ha dicho en múltiples ocasiones.

Otro asunto es el proyecto de transformar la República Italiana en un sistema presidencialista, lo que la izquierda teme pues considera que podría llevar el país a una deriva autoritaria. De igual modo, también han suscitado preocupación sus posturas sobre la familia y el aborto, que Meloni dice no querer abolir aunque, en las regiones italianas en las que gobierna su partido (Las Marcas, por ejemplo), asociaciones que defienden que las mujeres puedan interrumpir sus embarazos denuncian grandes obstáculos para ejercer este derecho. No en vano uno de los lemas que (desde siempre) la política romana reitera orgullosamente es “Dios, patria, familia”.

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