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Crisis en el país sudamericano

Cromos de fútbol y billetes de avión a Qatar: el Mundial desquicia a la economía argentina

La pasión futbolística no puede escaparle a las lógicas de la escasez, la inflación y la falta de dólares | Unos se lanzan desesperadamente a la compra de cromos y otros quieren viajar a toda costa a Qatar

El delantero de la selección argentina de fútbol Lionel Messi celebra su tercer gol, durante un partido internacional amistoso entre Argentina y Estonia en el estadio El Sadar, en Pamplona. EFE

¿De qué hablan muchos argentinos durante estos días? El sentido común les llevaría a preguntarse hasta dónde escalará la inflación que corroe bolsillos y pequeñas apetencias, o si la justicia avanzará en el esclarecimiento del intento de asesinato de la vicepresidentaCristina Férnandez de Kirchner. Pero otra urgencia desvela a adultos, arrastrados por niños y adolescentes, y está relacionada con las "figuritas (cromos)" del Mundial de Qatar. Faltan pocas semanas para que comience el torneo y una creciente desesperación embarga a coleccionistas de todas las edades y sectores sociales. De lo que se trata en estas vísperas es de llenar el álbum y obtener el reconocimiento de la empresa italiana Panini, que ha sacado a la venta el producto casi imposible de conseguir.

Una caja de cromos puede costar unos 12 euros. Sin embargo, ante el furor desatado, estos son difíciles de obtener. Ha comenzado a desarrollarse una suerte de mercado negro de las imágenes de los jugadores de la selección argentina. La inflación es el gran dolor de cabeza de los argentinos. Se estima que el año 2022 concluirá con un aumento del coste de la vida cercano al 100%. Las cromos no podían estar al margen de la escalada de los precios. En un país atravesado por la crisis económica y una pobreza del 40% de la población, se está pagando un 1000% más por este insólito objeto de deseo. Las ventas se hacen a través de WhatsApp. Un solo cromo puede llegar a valer el equivalente de 300 sobres. Hasta el embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, Marc Stanley, ha salido a la caza de las "figuritas" que le faltan en los kioscos y supermercados. "Sé que en este momento es difícil conseguirlas", reconoció el diplomático.

Padres e hijos recorren las ciudades con la esperanza de volver a sus casas con las manos atiborradas de ilusiones. Dos hermanos del exministro de EconomíaMartín Guzmán, diseñaron una aplicación telefónica para recopilar en tiempo real las direcciones de los lugares donde podrían adquirirse los codiciados sobres, además de datos y estadísticas clave. Esta afanosa búsqueda colectiva ha dejado a los vendedores históricos de cromos sin respuesta.

La furia de los kiosqueros

Los kiosqueros pusieron el grito en el cielo. El Gobierno ha intentado tomar cartas en el asunto. La secretaría de Comercio sentó en la misma mesa a la Unión de Kiosqueros (Ukra) y de la empresa New Rita, que tiene la licencia de los famosos álbumes de Panini en la Argentina, con el propósito de encontrar una solución al problema. Los primeros han denunciado que las cromos no les llegan porque, contra una arraigada tradición, se ha privilegiado esta vez el comercio electrónico. La firma reconoció que la demanda ha superado todas las expectativas y se ha instalado una nueva máquina para aumentar la producción de cromos. "Queremos transmitir tranquilidad de que todos los álbumes podrán ser completados antes del Mundial", afirma un representante de la empresa.

Viajar a Qatar a cualquier precio

A medida que se acerca el Mundial de fútbol, la suerte del seleccionado deviene obsesión colectiva. Los sueños de victoria intentan apagar el incendio de las frustraciones cotidianas. Unos se conforman con acopiar cromos. Otros, con más dinero en el bolsillo, quieren ser testigos directos de lo que imaginan como una consagración de la selección en el que, se supone, será el último torneo de Leo Messi. Y entonces se han decidido a viajar a Qatar, cueste lo que cueste. Se calcula que unos 45.000 hinchas viajarán a alentar al equipo. Solo el billete de avión cuesta 3.000 dólares. Pero eso no asusta a sectores medios y altos de la sociedad teniendo en cuenta que este país lidera el ranking en compra de entradas.

En el Mundial de 2006 que se disputó en Alemania los argentinos gastaron casi 70 millones de dólares para alentar al equipo en los estadios. Cuatro años más tarde, en Sudáfrica, se llegó a 169 millones. En Brasil 2014, los turistas compraron por valor de unos 400 millones de dólares, mientras que en el certamen de Rusia se llegó a los 592 millones.

La presente crisis argentina tiene tal calado que el fanatismo futbolístico impacta directamente en las arcas del Estado de manera negativa. Las reservas del Banco Central (BCRA) se situaban el lunes en los 38.331 millones dólares. De ese total se deben efectuar pagos al Fondo Monetario Internacional (FMI) por 2100 millones de dólares. El BCRA vende a diario parte de sus reservas para evitar que el precio de la divisa norteamericana no vuelva a dar un salto de efectos desestabilizadores mayores. El temor a una devaluación está en el aire. Y es en este contexto donde la obsesión por subirse a un avión y aterrizar en Qatar ha obligado a las autoridades a preguntarle a la sociedad en qué deben invertirse los dólares en un país donde escasean casi tanto como las cromos: ¿la economía, que puede generar empleo, o el turismo futbolístico? "No se puede soportar un déficit de 1000 millones de cuenta turismo por mes", advirtió uno de los directores del BCRA, Agustín D’Atellis.

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