La reunión de este miércoles entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, terminó sin el anuncio de un acercamiento en las diferencias entre ambos países, aunque el dirigente germano aseguró que ambas naciones "están muy próximas".

Scholz, en un mensaje por Twitter, señaló que la reunión fue "muy positiva e importante" y que en ella se trataron cuestiones como la energía, el aumento de precios y los proyectos conjuntos de armamento.

El Elíseo señaló, por su parte, que ambos dirigentes discutieron varios puntos estratégicos de la relación bilateral, así como el suministro energético, el refuerzo de la Europa de la defensa y la evolución de la guerra de Ucrania.

Crecientes desacuerdos

La cita del Elíseo para un almuerzo de trabajo llegó después de que ambos Gobiernos pospusieran la cumbre ministerial que tenían prevista para hoy en Fontainebleau ante los crecientes desacuerdos entre ambos, aunque oficialmente se atribuyó a problemas de agenda de varios ministros.

En concreto, París y Berlín han mantenido posiciones muy divergentes en las últimas semanas sobre la política energética de la Unión Europea (UE) tras la invasión rusa de Ucrania.

Francia quiere aplicar en toda la UE la llamada "excepción ibérica" para poder bajar el precio de la electricidad, algo a lo que Alemania se opone.

Además, el Gobierno alemán apoyó firmemente el proyecto del gasoducto MidCat entre España y Francia, que finalmente se abandonará en favor de un tubo submarino para transportar hidrógeno que unirá Barcelona con Marsella.

En las últimas semanas, varios temas de defensa, como el proyecto de escudo antimisiles que ha lanzado Berlín, o algunas diferencias sobre el desarrollo del futuro avión de combate europeo (en el que también participa España), han complicado aún más la relación entre las dos grandes potencias de la UE y del euro.

El breve mensaje de Scholz no ofreció detalles concretos de avances, aparte de resaltar la cercanía y colaboración entre las dos mitades del eje francoalemán.

Mientras, fuentes del Elíseo se limitaron a enumerar los temas tratados y ni siquiera introdujeron adjetivos sobre el tono o el clima de la discusión.

Ambos "trataron los temas energéticos, reafirmando su compromiso con el principio de la solidaridad entre ambos países a nivel europeo y su determinación a mantener sus compromisos con la reducción de emisiones", según el palacio presidencial francés.

Macron y Scholz "también discutieron el refuerzo de la Europa de la defensa", así como el refuerzo de la cooperación espacial.

La guerra en Ucrania, sobre la cual Berlín acogió ayer una conferencia internacional sobre la reconstrucción de ese país, y las relaciones con China, a donde Scholz viajará próximamente, fueron los principales asuntos internacionales tratados.

Sin toma de palabra

La propia escenografía de este almuerzo de trabajo, sin toma de palabra por parte de ninguno de los gobernantes ante los medios congregados en el patio del Elíseo para la llegada de Scholz, ya mostró que la relación bilateral no atraviesa su mejor momento.

Minutos antes de que Scholz llegara al Elíseo, el portavoz del Gobierno francés, Olivier Véran, se esforzó en quitar hierro a los desencuentros entre los dos países y en subrayar que, desde que Emmanuel Macron es presidente, París y Berlín han avanzado "en todos los terrenos".

"Tenemos intención de que este eje francoalemán siga funcionando y la visita en este momento del canciller alemán (...) muestra que esa amistad está bien viva y nuestra voluntad de avanzar juntos", señaló Véran antes de añadir que eso incluye "afrontar las dificultades del momento cuando las prioridades de un país no coinciden con las del otro".

El portavoz francés defendió especialmente la extensión al resto de la UE de la llamada "excepción ibérica", que permite establecer un techo al precio del gas utilizado para la generación de electricidad, y a la que Verán calificó como un "mecanismo favorable".

Un mensaje en dirección a Berlín, que es reticente a generalizar los límites al precio del gas en la UE por el riesgo de que eso pueda llevar a los productores a buscar otros mercados y no abastecer el mercado europeo.