Encuestas en contra

El Gobierno portugués dilapida su popularidad un año después de la mayoría absoluta

Las recientes dimisiones en el Ejecutivo y el descontento social han hundido al Partido Socialista en las encuestas | La derecha gana fuerza, aunque el presidente de la República apuesta por la estabilidad y aplaza cualquier escenario electoral

El primer ministro de Portugal, Antonio Costa.

El primer ministro de Portugal, Antonio Costa.

Lucas Font

Los recientes escándalos y el descontento social han acabado con la popularidad del Gobierno socialista en Portugal tan solo un año después de lograr la mayoría absoluta en las elecciones legislativas. Una aplastante victoria que pocos vaticinaban el 30 de enero de 2022 y que dio al primer ministro, António Costa, la libertad de gobernar sin depender de los partidos de izquierdas, sus antiguos socios parlamentarios. La aparente estabilidad de la nueva legislatura, sin embargo, ha sido menos duradera de lo esperado y las encuestas apuntan a una caída libre del Partido Socialista, frente a una derecha que recupera terreno.

Un reciente barómetro de CNN Portugal apunta a una victoria del principal partido de la oposición, el conservador Partido Social Demócrata (PSD), en unas hipotéticas elecciones con el 30,6% de los votos. El Partido Socialista obtendría el 26,9% de los votos, muy lejos del 41,3% logrado en los comicios de hace un año. Las encuestas también muestran un crecimiento de otras dos fuerzas de derechas, Iniciativa Liberal y Chega -la formación de extrema derecha-, lo cual abriría las puertas a un Gobierno de coalición conservador en caso de que se celebraran elecciones anticipadas. Este escenario, sin embargo, ha sido descartado por ahora el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa.

Dimisiones y huelgas

La caída de la popularidad del Gobierno socialista se debe en gran parte a los recientes escándalos y dimisiones de ministros y secretarios de Estado. En total han sido 13 los altos cargos del Ejecutivo que han renunciado a su cargo en menos de un año, entre ellos la ministra de Salud, Marta Temido, y el ministro de Infraestructuras, Pedro Nuno Santos. En el caso de la primera, fue la delicada situación en las urgencias de los principales hospitales públicos lo que precipitó su caída, mientras que Santos renunció tras la polémica indemnización que recibió una secretaria de Estado, también dimitida, tras abandonar su cargo en la aerolínea estatal TAP, una empresa que ha recibido miles de millones de fondos públicos.

Los escándalos y dimisiones en el Gobierno se suman a un descontento social cada vez mayor, empujado por la alta inflación -un 7,8% de media en 2022- y por la pérdida de poder adquisitivo de las familias. Funcionarios públicos de varios sectores han convocado huelgas y manifestaciones en los últimos meses para pedir mejores condiciones laborales y aumentos salariales, entre ellos los profesores, que mantienen desde mediados de diciembre un intenso pulso con el Ejecutivo. Los parones en el sector educativo están provocando el cierre temporal de colegios y han afectado al día a día de los padres, que reclaman soluciones urgentes. Pero ni los docentes ni el Gobierno parecen por ahora dispuestos a ceder.

Gestión económica

Ante los ataques de los sindicatos y de la oposición, el Ejecutivo socialista ha tratado de sacar pecho de su política económica, que pretende establecer un difícil equilibrio entre la reducción del déficit y de la deuda pública con paquetes de ayudas para las clases más golpeadas por la crisis inflacionaria. Unas ayudas que incluyen un cheque de 240 euros para cerca de un millón de familias o el aumento de las pensiones para compensar la subida de los precios al consumo. Organismos internacionales como el Banco Central Europeo, sin embargo, advierten de que deberán ser más quirúrgicas para evitar agravar la inflación todavía más.

A pesar de las crisis en el Ejecutivo y del contexto económico, que prevé una fuerte desaceleración del crecimiento este año, Costa ha garantizado que seguirá en el cargo hasta el final de la legislatura, en 2026. “Esta legislatura no es una carrera de 100 metros, sino una maratón. Los músculos pueden doler mucho, pero estoy aquí para llegar a la meta”, ha dicho el primer ministro en un acto este fin de semana. El jefe de Gobierno confía en que la ejecución de los fondos de recuperación europeos de un nuevo impulso a la economía portuguesa y ayude a relanzar la popularidad de los socialistas en los próximos tres años.

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