Asia

Muere Li Keqiang, el primer ministro a la sombra de Xi Jinping

Su labor y capacidad de maniobra se vieron progresivamente limitadas y desapareció gradualmente entre 2013 y 2023 de la prensa oficial

Li Keqiang saluda durante un desfile militar.

Li Keqiang saluda durante un desfile militar. / EFE

Adrián Foncillas

Ha muerto Li Keqiang este viernes en Shanghái, apenas seis meses después de jubilarse como primer ministro. Es pertinente la pregunta en su desaparición: ¿Cómo sería hoy China si quince años atrás el partido le hubiera elegido a él y no a Xi Jinping para presidir el país? El burócrata pragmático y reformador en lo económico perdió la carrera en el último esprint, en contra de los pronósticos generalizados, y en los siguientes años fue empequeñecido por la figura omnipotente de Xi, el más poderoso líder chino desde Deng Xiaoping.

Su muerte ha sido desvelada a primera hora por la televisión pública. Li sufrió en la medianoche un ataque al corazón en Shanghái y fracasaron los esfuerzos por reanimarle. El tiempo que ha necesitado la agencia de noticias Xinhua para publicar su obituario revela la sorpresa: Li tenía 68 años y no se le conocía ninguna enfermedad. En marzo se despidió de la escena pública con el tradicional discurso que el primer ministro pronuncia en la Asamblea Nacional Popular, el legislativo chino.

Sin linaje revolucionario

Li, hijo de un funcionario local, es de Anhui, una de las provincias más atrasadas del país. Carecía de linaje revolucionario pero su perseverancia le llevó hasta la Universidad de Pekín, cuna de la élite política, donde se licenció en Derecho y Economía. Li perteneció a la primera generación que pudo entrar en la universidad tras los años delirantes de la Revolución Cultural.

En 1998 se convirtió en el gobernador más joven de China en la provincia central de Henan, de la que fue transferido a la costera de Liaoning, completando esa experiencia por las diferentes realidades, la rural y la industrializada, que se le exige a los elegidos para tener todo el país en la cabeza.

Li ascendió en la jerarquía del partido a través de la Liga de las Juventudes Comunistas, liderada por el expresidente Hu Jintao, y del que se consideraba sucesor. En la carrera, sin embargo, se impuso Xi. Es costumbre en China que al primer ministro le corresponda la dirección de la economía y su década no fue la más fácil: las tensiones comerciales y tecnológicas con Estados Unidos, la pandemia, el inédito paro juvenil...

Célebres 'Likonomics'

Pero la economía y otras de sus atribuciones fueron cayendo poco a poco del lado del presidente. Su agenda reformista, con más espacio para el sector privado y el mercado, quedó enterrada bajo el dogmatismo y la preponderancia del Estado que defiende Xi.

Las célebres 'Likonomics' (contracción de su apellido y economía) dejaron de aparecer en la prensa oficial en 2016 y el primer ministro más irrelevante de las últimas décadas se centró en la defensa de los menos favorecidos y en la reducción de las desigualdades.

Incluso se atrevió a matizar el triunfalista discurso oficial sobre la lucha de la pobreza recordando, tres años atrás, que 600 millones de chinos vivían aún con menos de mil yuanes mensuales (unos 130 euros). Su apoyo en los tiempos áridos del coronavirus a la venta ambulante, una figura milenaria y ligada a las clases más bajas, también fue rebatida desde la prensa oficial.

Última aparición

Una de sus últimas apariciones públicas corresponde al Congreso del Partido de octubre en el que Hu hubo de abandonar el Palacio del Pueblo por sus problemas de salud. El expresidente, mientras era escoltado a la puerta, le dio unos golpecitos cariñosos en el hombro a su protegido, que le respondió asintiendo.

En aquel congreso fue aprobado el inédito tercer mandato presidencial de Xi y fueron barridas del principal órgano político la Liga de la Juventud y la facción de Shanghái, los grupos que habían mandado en las últimas décadas.