Temas invisibles

África, el continente siempre olvidado

Los ocho meses de guerra en Sudán han provocado cinco millones y medio de personas desplazadas en el interior del país

Imagen de archivo de Jartum, Sudán

Imagen de archivo de Jartum, Sudán / EP

Marc Ferrà

La ajetreada actualidad africana queda frecuentemente fuera de los focos mediáticos. Un continente con el que España comparte fronteras, aunque nos separa una valla de 10 metros de altura y una mezcla de desconocimiento desinterés difícil de calcular. Las noticias se quedan muchas veces en las personas que migran, las que logran llegar a las costas españolas o a Ceuta y Melilla y figuran en las estadísticas del Ministerio de Interior. Pero también en las que mueren en el intento. Son hijos de un continente, el segundo más poblado del mundo, que sufre el expolio de los recursos naturales, la sequía y el cambio climático o los efectos de conflictos, que, en muchos casos, se eternizan y obligan a la población a buscar refugio.

Los ocho meses de guerra en Sudán han provocado cinco millones y medio de personas desplazadas en el interior del país. La mayoría son personas que vivían en la capital, Jartum, o en la región de Darfur, según explica las Naciones Unidas. Pero también hay un millón y medio de personas que han tenido que cruzar las fronteras de su país para buscar refugio en Chad, Sudán del Sur o Egipto. Este conflicto estalló en abril, cuando en las negociaciones para el nuevo gobierno de transición se abordó la reforma del Ejército, algo que provocó tensiones entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido. Desde ese momento han muerto 12.000 personas.  

Amnistía Internacional, además de otras organizaciones internacionales, ha denunciado que en ambos bandos se han producido crímenes de guerra "generalizados". Y varios organismos de la ONU alertan de una "inminente catástrofe de hambre". Estos últimos días los enfrentamientos se han recrudecido en la ciudad de Wad Madani, la segunda más grande del país. "Es un ambiente de temor y pánico, muchos miles de personas han huido de la ciudad en los últimos días", explica Tigere Chagutah, el director regional de Amnistía. Esta ciudad había servido de refugio para medio millón de personas desde que estalló la guerra; también era uno de los puntos desde dónde se gestionaba la ayuda humanitaria. 

Buscar refugio

Aunque la guerra se ha intensificado en 2023, los conflictos en este país, especialmente en la región de Darfur y en Sudán del Sur,han forzado a muchas familias de buscar refugio en Chad. Un punto desde el que, especialmente los jóvenes, cruzan Níger para llegar a Libia Argelia como paso previo a intentar cruzar a Europa. Un camino difícil y arriesgado, se desconoce cuántas personas han muerto intentando cruzar el Sáhara, pero los organismos internaciones señalan que podrían ser el doble de los que mueren en una patera. Un desierto convertido en cementerio, pero también un agujero negro informativo.

Las políticas europeas de externalización de fronteras han complicado más las rutas migratorias, ya que muchos países han endurecido sus leyes y en Níger, por ejemplo, se puede ir a la cárcel por trasportar a un migrante en el coche o alquilarle una habitación. Algo que ha obligado a muchas personas a tomar más riesgos en su ruta migratoria. Ahora, esta ley ha quedado en papel mojado, puesto que el régimen de Níger la decidió derogar. 

En los países norteafricanos las condiciones de las personas migrantes han empeorado, las deportaciones se han vuelto en el pan de cada día. En Túnez también ha aumentado el racismo, instigado por su presidente, hacia las personas subsaharianas y durante el verano, las autoridades expulsaron a más de 1.200 de ellas a la desértica frontera libia, sin agua ni alimentos. Precisamente, Libia se ha convertido en uno de los principales puntos de salidas de las pateras en el Mediterráneo central, pero también es un infierno para los migrantes, ya que los grupos criminales y las mafias los secuestran, explotan e incluso son vendidos como esclavos, según han denunciado oenegés y organismos internacionales. 

La inestabilidad

Libia está gobernada por varios grupos que controlan partes del territorio y cada cierto tiempo estallan los enfrentamientos. Tras varios intentos de celebrar elecciones, los comicios siguen sin ser parecer viables. Desde las primaveras árabes, el país vive una espiral de inestabilidad y violencia, alimentada también por potencias internacionales que alimentan a uno de los dos bandos por sus propios intereses. Esta inestabilidad también ha sacudido a otros países del continente, especialmente del Sahel.

En MaliBurkina Faso, Níger, Chad, Guinea y Gabón, se han producido golpes de estados en los últimos tres años, generalmente protagonizados por militares y con la promesa de una transición, aunque, por el momento, siguen atrincherados en el poder. La inseguridad ha sido uno de los principales argumentos de estos golpistas, como pasó en Mali. Pero también señalaron a Francia y otros países occidentales como responsables. Poco a poco, las tropas francesas han ido abandonando la región: tras cerrar sus operaciones en Mali, también han abandonado Níger después de un pulso diplomático con los militares que protagonizaron el golpe de estado. 

En Mali, el nuevo régimen abrió las puertas a los mercenarios rusos del grupo Wagner, que operan actualmente en el país apoyando a las Fuerzas Armadas. Estos últimos meses se ha producido la retirada de cascos azules de la ONU que estaban desplazados en Mali. Algo que ha hecho aumentar la tensión en el norte y reavivar los enfrentamientos entre el Gobierno en Bamako y los grupos rebeldes tuaregs. Especialmente, porque el Ejército ha ido ocupando las bases que han dejado los efectivos de la ONU. Un cóctel inflamable al que hay que añadir a los grupos criminales y terroristas que actúan en la región, como las franquicias de Estado Islámico Al Queda en suelo africano.

La sequía y los efectos del cambio climático también están provocando un aumento de los desplazamientos internos, además de tensiones entre comunidades. "En África subsahariana, las y los recién nacidos en 2020 se enfrentarán a 2,6 veces peores cosechas a lo largo de su vida que una persona nacida en 1960. En África del Norte, esta tasa se eleva a 4,4 veces", según un estudio de la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES). Todos los organismos que trabajan este tema señalan que las migraciones climáticas van a marcar el futuro del continente, como pasará en muchos otros puntos del planeta. Los recursos son fuente de malestar social y político. En Senegal, uno de los factores que está empujando a la población a subirse en un cayuco es el "expolio" de los recursos marítimos que viven muchas poblaciones pesqueras, especialmente por la sobrepesca de embarcaciones internacionales en las aguas senegalesas, según han denunciado varias oenegés y asociaciones en los últimos años.

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