Escalada en Oriente Próximo
El objetivo final de Israel en Irán: ¿dinamitar su programa nuclear o un cambio de régimen?

Manifestación contra los bombardeos israelíes en Teherán, este sábado. / ABEDIN TAHERKENAREH / EFE

Israel decidió la madrugada del pasado viernes abrir un nuevo frente de guerra en Oriente Próximo con su ataque contra Irán con el que ha descabezado a la cúpula militar y ha asestado un duro golpe al programa nuclear matando a nueve de sus científicos más prominentes. En un primer momento, la lectura general fue que el objetivo de los bombardeos era desactivar las capacidades de la República Islámica para construir la bomba atómica, pero con el paso de las horas ha empezado a surgir con fuerza una nueva hipótesis: lo que busca Israel, en realidad, es un cambio de régimen en Teherán.
En una declaración leída aquel viernes de madrugada, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, aseguró que la Operación León Ascendente ha sido diseñada para "contrarrestar la amenaza iraní a la propia supervivencia de Israel", pero en ningún momento delimitó esa "amenaza" al programa nuclear. En términos similares se manifestó el jefe del Estado Mayor israelí, Eyal Zamir, en un videocomunicado difundido en los primeros compases de la ofensiva, al referirse a una "operación crucial para prevenir una amenaza existencial".
Horas más tarde, Netanyahu fue un paso más allá y lanzó un mensaje directo a los iraníes llamándoles a rebelarse contra sus líderes: "El régimen no sabe qué le ha pasado ni qué le pasará. Nunca ha estado tan débil. Esta es vuestra oportunidad de alzaros y hacer oír vuestra voz".
Irán y el arma nuclear
Algunas voces críticas recelan de la justificación del ataque en el programa nuclear iraní y recuerdan que Israel lleva dos décadas asegurando que el régimen islámico está a punto de conseguir la bomba atómica. Según sostiene a EL PERIÓDICO Sarit Zehavi, presidenta y fundadora del Alma Research and Educational Center, un 'think tank' dedicado al análisis de los desafíos de seguridad de Israel, el Gobierno de Netanyahu contaba con inteligencia de que Irán "iba a entrar en una nueva fase del programa nuclear (...), estaban cada vez más cerca". Sin embargo, ni Estados Unidos ni el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) contemplaban esta opción de forma inminente en estos momentos.
En una comparecencia ante el Comité de Inteligencia del Senado de EEUU el pasado 25 de marzo, la directora de inteligencia Tulsi Gabbard subrayó que Teherán no estaba trabajando activamente para lograr este objetivo, aunque señaló que las reservas de uranio enriquecido estaban "en sus niveles más altos".
Por su parte, un informe de esta semana del OIEA condenaba por primera vez a Irán por no cooperar con el organismo y avisaba de que había acumulado más de 400 kilos de uranio enriquecido al 60% (en febrero eran 274 kilos), un porcentaje cerca del 90% necesario para fabricar bombas atómicas, pero en ningún momento afirmaba que estuviera a punto de tener el arma nuclear.
Teherán siempre ha mantenido que su programa nuclear tiene fines civiles, no militares, y es firmante del Tratado de No Proliferación de armas nucleares (TNP), al que se adhirió en 1970, al contrario que Israel.
"Se supone que una de las razones por las que Israel hace eso es que espera ver un cambio de régimen", ha explicado a la agencia Reuters Michael Singh, de The Washington Institute for Near East Policy y ex alto funcionario del presidente de EEUU George W. Bush.
En 'The New York Times', otros dos analistas coinciden con esta tesis. Ali Vaez, director del proyecto sobre Irán del International Crisis Group, opina que vista la magnitud de la ofensiva ordenada por Netanyahu es probable que Irán lo perciba "como un intento de desestabilizar al régimen y no simplemente de frenar sus ambiciones nucleares". Por su parte, Sanam Vakil, directora del Programa para Oriente Próximo y el Norte de África de Chatham House, destaca que Israel no solo intenta infligir un daño militar y simbólico a Irán, sino "provocar una crisis interna".
"Siempre puede ser peor"
Sin embargo, el escenario de una caída del régimen puede tener consecuencias indeseables para el propio país, la región y Occidente. Zehavi afirma que en esas circunstancias "siempre hay un riesgo de caos" y señala que es "cosa de los iraníes acabar lo que Israel ha empezado (...) y construir un nuevo liderazgo". Según Vakil, lo más probable es que, aunque más debilitado, el país se una en torno a la bandera. Y otros analistas como Julien Barnes-Dacey, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, consideran que ante el fracaso de las negociaciones por el pacto nuclear con EEUU (cuya ronda de este domingo se ha anulado) y la ofensiva israelí, el país acabe llegando a la conclusión de que "la única salvaguarda real es un arma nuclear".
"La historia nos dice que siempre puede ser peor", coincide Jonathan Panikoff, exoficial de inteligencia estadounidense, en un análisis en 'Atlantic Council'. "Lo que probablemente seguirá a un gobierno teocrático iraní no es la democracia, sino el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Es probable que un gobierno así, al menos inicialmente, sea mucho más intransigente que el actual. En tal caso, Israel podría encontrarse en una guerra perpetua, continua y mucho más intensa que ya no está en las sombras, como lo ha estado durante años".
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